Τετάρτη 24 Οκτωβρίου 2007

ANÁLISIS A GROSSO MODO DEL MATERIALISMO HISTÓRICO

Sea como lo queramos abordar, cada hombre se sitúa de modo imprescindible dentro de un ámbito social determinado. De ahí qué el proceso histórico, previamente acaecido, nos de la pauta especifica o “norma activa”- si lo queremos ver así- para nuestro desenvolvimiento social. El individuo como ser social se coloca en estadios cronológicos. Hablando en este caso acerca de materialismo histórico; distingamos de primera instancia una definición próxima de modo de producción: Es la forma de cómo una sociedad históricamente determinada se organiza para satisfacer sus necesidades materiales mediante el trabajo. El trabajo y la naturaleza; Trabajar la naturaleza y en la naturaleza, no para ella sino para el hombre. Clasificando dos tipos de trabajo, social e histórico. El materialismo histórico es un desarrollo, un cotejo entre individuos de distintas clases, impuestas éstas, por el modo de producción.

El hombre define sus fuerzas productivas, las perfecciona. La técnica se perfecciona con la práctica y el tiempo. Así se desarrolla el hombre, moviéndose y gestando relaciones de producción. La fuerzas productivas y las relaciones de producción son la copula que esclárese el avance tecnológico y la mano del hombre en el mismo. Asimismo notamos que existe el antagonismo, pero este se “fenomenaliza”, es decir, se pone entre paréntesis para interactuar y plantear, acorde al sistema, las relaciones productivas. La propiedad de los medios de producción puede ser privada o social. Así nace el sentir del comunismo, buscar la equidad. Una armonía de voluntades en favor de un estado engendrado por la vox populi, por la verdadera voz del pueblo. Pero no sólo la voz, también la acción. Es ésta la filosofía de la praxis.

Dicen lo académicos; que todo análisis basado en el materialismo histórico parte de la idea del movimiento continuo.En éste sentido, la materia se basa en un proceso de mutabilidad, de impermanencia. Notamos, que la estructura económica de una sociedad se integrada por las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Entonces la mayor parte de los cambios sociales se engendran en alguno de estos elementos, o bien en ambos simultaneamente.

El manifiesto comunista en su capitulo dos propone: una formación meramente activa; derrocar a la lucha de clases. Distingue pues: Lucha económica, Lucha política y la Lucha ideológica. Por ésta razón modificar el esquema es tocar la superestructura, pues ésta se constituye a base de una esquematización. Se puede percibir así una radicalización, y la vuelta o propuesta al anarquismo (derrocar al gobierno y retorno a una especie de sociedad). Los comunistas no forman un partido aparte de los demás partidos obreros. Sino que mantienen la unión fraternal, la camaradería para con el obrero. Se trata de reivindicar, velar por el interés nacional y proletario, qué sólo existe mientas existen las clases, pues sino las hubiese, no habría proletariado como tal.

Los comunistas son la conciencia o guía que dirige a la prole (inconciente o ignorante de su situación social especifica). Un verdadero comunista es parte de un círculo intelectual, netamente intelectual, que busca desvanecer al ostentoso régimen. La prole -desprovista de conciencia social-, se haya divagante. El comunista ha tomado la conciencia de sí y de su rol en el ámbito social. De esta manera lucha por sus derechos, por los qué él cree que son sus derechos, y aboga en favor de la clase oprimida. Quiere por ésta instancia, construir un modo de producción donde la distribución sea común.

Sin ahondar en las distintas implicaciones, que derivan de esta concepción filosófica acerca del proceso histórico y de la realidad en sí, diremos que: el materialismo histórico en resumidas cuentas denota simplemente el proceso histórico como el resultado de la lucha de clases, siendo así la antítesis del idealismo alemán, específicamente de Hegel; con su principio racional, el absoluto, el espíritu universal. Si bien se le puede reprochar en demasía al materialismo de Marx y Engels, mencionemos primero, que ésta es una de las pocas corrientes filosóficas que se han llevado a la práctica, a diferencia por ejemplo; de las ideas platónicas, (la republica) que nunca se llevaron a cabo, ni siquiera cuando Plotino por poco llega a concretar su tan ansiada platonopolis.

Entender la realidad como meramente material es definitivamente un entender incompleto. La idea del espíritu hegeliano forma una parte del diamante, éste que poco a poco se va develando. Con esto le damos en parte la razón tanto a la noción hegeliana como kantiana. Pero parece que el diamante no se devela por sí mismo sino por la voluntad, la capacidad volitiva, del hombre, que ha medida que expande su conciencia visualiza paso a paso una realidad más amplia.

No hay materia sin espíritu, pero el espíritu si puede ser sin materia, nos apoyamos en la propuesta de antiquísima usanza; el mundo platónico de las ideas, que sustentan ontológicamente una realidad que esta más allá de lo evidente y perecedero. Lo material al ser lo más próximo dentro de un determinado tiempo y espacio se muestra como lo concreto y real. Pero al ser lo verdadero real y lo real verdadero y si las ideas se muestran como reales, al ser verdaderas entonces nos “objetivizan” un mundo ideal nítido y claro. Con esto decimos que no es tanto que se tenga menesterosamente que crear una síntesis entre materialismo e idealismo específicamente entre Hegel y Marx, lo que se evidencia es que tanto el materialismo como el idealismo son sólo una parte de la apreciación - junto con otras corrientes- que se va expandiendo dentro de ésta “obra de teatro” donde el hombre navega en pos de los primeros principios y últimas causas. Siendo la filosofía perenne la que nos muestra el verdadero sentido del filosofar, la de sagrada estirpe y mística aplicación, aquella propia de las culturas de antaño, las que disolvían lo espiritual con lo habitual.

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