Παρασκευή 2 Νοεμβρίου 2007





Abrir comillas El libro es fuerza, es valor, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor. Cerrar comillas
Ruben Darío

SEMBRADOR




El sembrador sembró la aurora;

su brazo abarcaba el mar.

En su mirada las montañas

podían entrar.


La tierra pautada de surcos

oía los granos caer.

De aquel ritmo sencillo y profundo

melódicamente los árboles pusieron su danza a mecer.


Sembrador silencioso:

el sol ha crecido por tus mágicas manos.

El campo ha escogido otro tono

y el cielo ha volado más alto.


Sembraba la tierra.

Su paso era bello: ni corto ni largo.

En sus ojos cabían los montes

y todo el paisaje en sus brazos.





Carlos Pellicer

LA PREGUNTA POR EL SENTIDO DE LA MUERTE

“El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos”
Pitágoras




En fechas festivas, tradicionales, o conmemorativas un percibe por doquier la proyección del pensamiento popular. Toda cultura tiene su espíritu particular, su forma de abordar los aspectos más cotidianos de la vida, pues es en esa particularidad donde se da el sentido de la cultura como diferenciación de formas conductuales y de entendimiento con respecto de otra. En el caso del tema de la muerte no es la excepción. Si bien es cierto que todo lo que pende sobre la temática de la muerte está supeditado, en mayor medida, a la cosmovisión del individuo que se interrogue sobre el sentido de la vida y en este caso de la muerte, la acumulación de cosmovisiones individuales en una sociedad, o específicamente la escasez reflexiva sobre la misma tendencia a la tradición o el comportamiento mimético, genera una cierta unidad, que da pie a un determinado tradicionalismo. Se da así, desde éste punto de vista, un sentir común.

La pregunta de la cual no puede prescindir el hombre a lo largo de su vida, es precisamente la que intenta responder el sentido que tiene la existencia, su existencia. Pero vaya ser el caso de que la vida y la muerte están aparejadas, entonces preguntarse por una es ya estarse preguntando por la otra. El hombre, es en efecto un ser que sabe, por su racionalidad, que ha de morir. Dice con buena razón un adagio latino que no son las cosas las que nos afectan sino la forma que les damos, la manera como las tomamos. Saber que uno ha de morir, puede generar angustia, dependiendo de si vemos la vida con apatía, sin sentido, con miedo, o con ciertas formas que limitan la existencia a lo evidente. Ciertamente que la vida trata de perspectivas, de actitudes. Yo, como ser libre y volitivo puedo ver y tomar, darle un sentido expresamente, a la vida como me plazca y a la muerte, pues no se diga. La muerte evidentemente es inevitable. La cuestión seria entonces, qué entendemos por morir?

Dentro de la psicología la muerte se entiende cuando el individuo suspende las funciones fisiológicas que le permiten entrar en el ámbito social, cuando ya no puede manifestar un cierto comportamiento. La muerte desde esta óptica es cuando cesan los procesos mentales y relaciones dentro de las mismas trasformaciones que se generan en el pensamiento. La medicina menciona, hablando en general, que cuando se suspenden las funciones vitales del cerebro y el corazón, que son los órganos que fungen de motor para cualquier movimiento o circulación sanguínea respectivamente entonces no hay ya vida. Cabe mencionar que se puede llevar al debate el tema de la muerte cerebral o el del estado de coma. Los anteriores son temas que le competen en mayor medida a la bioética.


En realidad son varias las definiciones de muerte que darían las ciencias que se dedican al estudio de la salud o de la vida, y específicamente de la vida del hombre. Además las religiones nos dan también, una determinada explicación, no sólo para entender la vida sino la muerte como una preparación para lo que vendrá, para otra forma de existir, “una vida futura”.La interrogante sobre lo que vendrá siempre supone la existencia de un tiempo futuro, un momento que aún no ha llegado. De igual modo el pasado es un tiempo ya acaecido, inexistente, porque no esta “aquí y ahora”. Lo existente como algo sometido a un tiempo supone un momento presente. Por eso el hombre como ser existente, como ente que participa del acto, del cual participa todo ente, del esse, el acto de ser, se encuentra circunscrito al tiempo y por ende a un espacio y a un movimiento especifico. No puede haber un tiempo sin no hay movimiento. La vida es un movimiento, la muerte es la culminación de un cierto movimiento. El mundo sensible presenta en toda especie un género, es esa, una muestra de la estructura lógica de la realidad empírica. El complemento de la vida a nivel físico, es la muerte, o la suspensión del cuerpo animado. Todos los seres sensibles, por su propia naturaleza son finitos, contingentes y perecederos, por ende no son inmortales, eternos, como cuerpo, más no como energía inteligente. La muerte es una lógica consecuencia que provoca el efecto de la vida, del vivir, del movimiento de un cuerpo físico, mesurable y corruptible en cierta forma, aunque no del todo, depende de la perspectiva con que se mire. La filosofía, la ciencia y la teología nos proporcionan un sin número de soluciones para vivir una vida plena y para tomar la muerte de la manera más optima posible. La Tanatología estudia, por ejemplo, el proceso de muerte y de agonía para disminuir el sufrimiento del enfermo que padece de alguna afección específica, y así encontrar un buen morir.

Las dos ideas fundamentales son la materialista y la espiritual. La vida acaba con está experiencia de vida o por el contrario trasciende a otra forma de experimentar? Si aceptamos la primera, tal vez, sólo habría que considerar que el hombre en cuestión permanecería en la memoria de sus allegados, o en la colectiva si fue bendecido por la fortuna, si realizó innumerables proezas, o por la grandeza de sus actos , de su pensamiento, virtud y hasta por su amor fraternal y universal. Si en cambio pensamos en que hay a lo mejor no sólo una vida futura y eterna sino muchas vidas más y hasta en distintas formas de experiencia sensible; tendríamos que comprender ya la misma existencia presente distintamente.

Actualmente hay muchas religiones en el mundo, muchas tradiciones y cultos, adoraciones hacia muchas cosas, no únicamente hacia lo divino, o hacia una divinidad suprema. Cabe destacar que ante todo, lo que nos compete como seres humanos es percatarnos de que en nuestras propias decisiones está el proyecto de nuestra vida y que lo relevante, es conocer cada vez más a fondo cómo realmente actuamos, qué es realmente lo que pensamos, qué decimos, con qué nos alimentamos, cómo nos relacionamos con las personas, en las distintas situaciones; pues es mayormente en los puntos acentuados con antelación, donde le vamos dando sentido al vivir, gestando así un entender, una forma específica de comprensión y vislumbramiento sobre el morir. Se trata, que desde el aspecto individual se vaya concientizando.


Roberto Fernando Tarratz Rodríguez

Πέμπτη 1 Νοεμβρίου 2007


“El filósofo será el más feliz de los hombres”

Aristóteles

MAHATMA GANDHI



"No hay caminos para la paz, la paz es el camino".



Estas son las palabras de Mohandas karamchad Gandhi, mejor conocido como Mahatma Gandhi, líder político y espiritual de la India en un periodo comprendido entre mediados del siglo XX. Este hombre aparto de la opresión a todo un pueblo sometido bajo las manos británicas. Pero no lo hizo bajo un régimen bélico sino por medio de una elaboración dialéctica y con el poder de su propio “sometimiento”, esto es; una voluntad flexible empapada de sentido común.

Mohandās Karamchand Gandhī : Nacido el 2 de octubre de 1869; falleció el 30 de enero de 1948. También es conocido por Mahatma o Māhatma Gandhi que proviene del sánscrito (māha, gran y atma, alma, es decir; gran alma).

Gandhī fue un asiduo practicante y defensor del vegetarianismo: Siento que el progreso espiritual nos demanda que dejemos de matar y comer a nuestros hermanos, criaturas de Dios, y sólo para satisfacer nuestros pervertidos y sensuales apetitos. La supremacía del hombre sobre el animal debería demostrarse no sólo avergonzándonos de la bárbara costumbre de matarlos y devorarlos sino cuidándolos, protegiéndolos y amándolos. No comer carne constituye sin la menor duda una gran ayuda para la evolución y paz de nuestro espíritu".


Durante sus años en Sudáfrica, Gandhi se inspiró en la Bhagavad Gita y en los libros de Tolstoi, particularmente en El Reino de Dios está en ti. En la década de 1880 Tolstoi se había convertido profundamente a la causa del anarquismo cristiano. Gandhi tradujo otro libro de este autor llamado Carta a un hindú escrito en 1908, en respuesta a los nacionalistas indios que apoyaban la violencia. Gandhi permaneció en contacto con Tolstoi hasta la muerte de éste en 1910. La carta de Tolstoi se basa en la filosofía hindú de las Vedas y las enseñanzas de Krishna en relación con el creciente nacionalismo indio. Gandhi también se inspiró en el escritor americano Henry David Thoreau que escribió el famoso ensayo La desobediencia civil.

Su oposición a la violencia llegó a extremos cuando en 1940 después de la invasión de los Nazis de las Islas del Canal de la Mancha, mandó un mensaje al pueblo británico indicando: “Dejen las armas, por cuanto éstas no van a servir para salvarles a ustedes ni a la humanidad. Deben de invitar a Hitler y Mussolini a que tomen todo lo que quieran de sus países. Si quieren ocupar sus casas, vayánse de ellas. Si no les permiten salir sacrifíquense a ellos, pero siempre rehúsen rendirles obediencia”.

Una prueba de la lucha de Gandhi y su búsqueda de Dios está en sus últimas palabras antes de morir exclamó:Oh, Rama (Oh, Dios). Esto se interpreta como un signo de su espiritualidad, así como su idealismo en la búsqueda de la paz en su país. Estas palabras están escritas en su monumento en Nueva Delhi.

Gandhi nunca llegó a recibir el premio Nobel de la Paz, aunque fue nominado cinco veces entre 1937 y 1948. Décadas después, sin embargo, el Comité que administra el premio Nobel declararon la injusticia de tal omisión, que atribuyeron a los sentimientos nacionalistas divididos que negaron tal premio a Cuando al Gandhi. Dalai Lama le fue otorgado dicho premio en 1989, el presidente del comité declaró que en parte este premio se otorgaba en tributo a Mahatma Gandhi.

El Gobierno de la India otorga un premio al que denominan el Premio de la Paz de Mahatma Gandhi. Nelson Mandela, el dirigente sudáfricano, es uno de los que recibió dicho premio.En 1982 el director, Richard Attenborough, lleva su vida al cine en la película Gandhi 30 de enero se celebra el Día de la Paz en recuerdo de este hombre.

Fuente: Wikipedia

Τετάρτη 31 Οκτωβρίου 2007



Abrir comillas En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad. Cerrar comillas

SCHOPENHAUER, Arthur



Dhammapada las enseñanzas de Buddha



El siguiente poema proviene de las enseñanzas del Buddha. Si bien, él -Gautama- no escribió nunca algún tipo de texto, sus discípulos recopilaron ésta sabiduría y la trasladaron a un compendio de escritos. Éstos fueron titulados literalmente “las tres canastas”:




EL NECIO

¡Qué larga es la noche del centinela!

¡Qué largo el camino del viajero cansado!

¡Qué larga la circulación de las vidas

para el necio que pierde este camino!

Si el viajero no puede encontrar

maestro o amigo que lo acompañe,

mejor es que viaje solo

y no en la compañía de un necio.

“¡Esta es mi familia, mi fortuna!”

Así se complica la vida el necio.

¿Cómo va a ser dueño de familia y fortuna

si no es siquiera dueño de sí mismo?

El tonto que sabe que es un tonto

no tiene mucho de tonto;

mas el tonto que se cree sabio

realmente está perdido.

¿ Acaso la cuchara prueba la sopa ?

Un necio puede vivir toda la vida

en la compañía de un maestro

sin comprender jamás el camino

Pero si has despertado ante tu maestro,

en un instante captarás este camino

como la lengua capta el sabor de la sopa.

El necio es el peor enemigo de de sí mismo:

sus malas obras producen amargos frutos.

¿Qué caso tiene hacer cosas

de las has de arrepentirte luego?

no es necesario vivir con tantas lágrimas

Haz sólo aquello que te haga bien,

que te dé felicidad y no remordimientos

¡Cólmate de alegres recompensas!

Por un momento los errores del necio

parecen buenos y dulces como la miel,

pero al final rinden frutos amargos.

Ya puede el necio por meses ayunar,

comiendo con la punta de una hojita;

de poco le vale junto al maestro

cuyo alimento es el camino.

Porque las malas acciones

como la leche recién ordeñada,

no se echan a perder en un momento.

Su malicia permanece latente

como el fuego en las cenizas.

Todo lo que el tonto aprende

lo vuelve menos y menos brillante.

El conocimiento le parte la cabeza.

Mas de inmedianto quiere reconocimiento

quiere tener un lugar de privilegio,

quiere premios y sitios de honor.

“ Que todo el mundo sepa quién soy,

que me busquen para dar un buen consejo”.

Éstos son sus vanos deseos…

Éste su estúpido orgullo.

Un camino lleva a la riqueza y la fama,

el otro camino a la realización.

Ten esto en cuenta el desapego,

no los aplausos de los demás.

Τρίτη 30 Οκτωβρίου 2007

Lao Tse


“Solamente el que ha aprendido la dura lección de la humildad, de ser como las cosas son, con las cosas que no compite, a las que no se opone, ostenta la virtud que el permite convertirse en imán de toda criatura que busca la perfección.

El sabio abraza la unidad y en modelo del mundo se convierte. Sin mostrarse, por sí resplandece, sin imponerse, por sí se hace notar, sin elogiarse, por sí tiene mérito; sin elogiarse, por sí sobresale. Ya que nunca compite, nadie en el mundo contiende con él”.

Lao Tse




Δευτέρα 29 Οκτωβρίου 2007

Conversión del calendario gregoriano a la cuenta Maya de las 13 lunas de 28 días

LAS PREGUNTAS DE KANT (Síntesis)

El hombre se coloca a sí mismo como el objeto más digno de estudio. Pero, parece como sí no se atreviera a tratar éste objeto, su mismo fenómeno, como un todo. Así como a investigar su ser y sentido auténticos. El ser humano, racional y sensible, de igual forma en ocasiones emprende tal empresa de indagar en sí mismo, pero pronto se ve sometido, constreñido de sumo, exhausto, y aturdido por toda la problemática, el dolo, y la vicisitudes de ésta ocupación, la de cuestionar su existencia, su sentido, su por qué. Con lo dictado anteriormente el género humano todo, o el hombre en cuestión vuelve atrás su táctica con un carácter de resignación, tal vez, en ocasiones hasta de escepticismo. Retornando de sí, el ser humano se proyecta; “ya sea para estudiar todas las cosas del cielo y de la tierra, ya sea para considerar al hombre como dividido en secciones, cada una de las cuales podrá atender así de forma menos problemática y menos comprometedora”.

Malebrenche propuso una vez adentrarnos en el estudio del ser humano. Kant por su parte elabora cuatro cuestiones: ¿qué puedo saber? (Metafísica), ¿qué debo hacer? (Moral), ¿qué me cabe esperar? (Religión), ¿qué es el hombre? (Antropología). Kant menciona que “estas cuatro cuestiones o disciplinas se podrían reunir en la antropología porque las tres primeras revierten en la misma. De este modo la antropología filosófica o también llamada psicología racional, se dedica al estudio “concienzudo”, sistematizado, racional, del hombre. Los temas de prima importancia en esta disciplina son los siguientes: “el lugar especial que al hombre le corresponde en el cosmos, la comprensión de sus congéneres, su existencia como ser que sabe que ha de morir, su actitud de todos los encuentros ordinarios y extraordinarios, con el misterio que componen la trama de su vida”.

Heidegger defendió, que las preguntas de kant si bien esperan una respuesta determinada – posibilidad de conocer- también limitan el “conocer”, pues, suponen algo que no se puede conocer. El hombre se ve finito ante lo infinito. “Experimentamos constantemente lo que podemos saber, lo que debemos hacer y lo que nos cabe esperar y también es verdad que la filosofía contribuye al conocimiento de lo que experimentamos”.

La antropología filosófica misma puede proponerse como la tarea propia para el establecimiento de un fundamento metafísico o de las disciplinas de rigor filosófico. Una antropología filosófica legítima, valida ya, tiene que saber no sólo que existe un género humano sino también pueblos, diversidad cultural, apreciativa, perceptiva, no sólo el alma humana sino también caracteres, situaciones particulares en el hombre, circunstanciales. Así como también edades en la vida, periodos, ciclos, no sólo biológicos. Sólo abarcando, ahondando, sistemáticamente éstas y las demás discrepancias, sólo conociendo la dinámica, el ímpetu, que rige dentro de cada particularidad y entre ellas y sólo mostrando, desplegando constantemente la presencia de lo que nos compete como seres humanos, se podrá tener, ante los ojos la totalidad del hombre. El hombre transita por el estrecho sendero que lleva del nacimiento a la muerte, la dualidad existencial necesaria; prueba lo que nadie que no sea él puede probar; la lucha con el destino, la rebelión y la reconciliación y en ocasiones, cuando se junta por elección con otro ser humano, llega hasta experimentar con su propia sangre lo que pasa por los adentros del otro. De ésta manera, por su esencia, el conocimiento sobre el hombre en un sentido filosófico es en sí la reflexión sobre sí mismo.

Πέμπτη 25 Οκτωβρίου 2007

Siddhartha Gautama, Shakyamuni Buddha


LA ESENCIALIDAD EN EL LENGUAJE (SOBRE LA LECTURA DEL NOMBRAR Y LA NECESIDAD EN LA SEGUNDA CONFERENCIA DE KRIPKE)

LA ESENCIALIDAD EN EL LENGUAJE


Dentro de las diversas cuestiones que ha tratado la filosofía, es la filosofía de lenguaje, que se ha desarrollado considerablemente en el último siglo, la que aparece actualmente como la solución idónea para tantos conflictos, ya sea especializados como hasta ordinarios es decir; a nivel ciencia y también de orden habitual, cotidiano. Al ser la comunicación, el intercambio de sensaciones y pensamientos, la forma en que podemos conocernos más los hombres, y difundir así nuestro mundo interno, con las palabras, y específicamente en las oraciones, en las sentencias; donde se haya la verdad o falsedad que emitimos, o intentamos concretar, el lenguaje mismo se muestra como material digno de análisis, pues hay ya ahí una pauta para comprender qué estamos diciendo realmente o qué es lo queremos decir con suma precisión. Evidentemente la realidad o la filosofía no puede reducirse al lenguaje, o al análisis lingüístico únicamente. No obstante ésta rama de la filosofía que se ha mezclado con la lógica, con la matemática y con diversos términos semejantes a otras ciencias fácticas, es útil en ciertos sentidos para comprender, o definir los problemas que se le presentan al científico y al hombre que vive para satisfacer su necesidades primarias.

Difícilmente el vecino de Juan, que trabaja 8 horas diarias en una oficina gubernamental o de negocios privada, se cuestionará sobre la extensión y la definición de los términos, o tal vez sí pero no de forma rigurosa, metódica, aplicada. Hemos visto que los filósofos del lenguaje discuten sobre el uso de términos especiales para las distintas ciencias, incluyendo a la filosofía, y también en la vida del día a día. Sería complicado hablar con tanta “propiedad” para los seres humanos. De hecho las diversas lenguas del globo terráqueo, ciertamente se fueron forjando por medio de particularizaciones lingüísticas, o de sentido y hasta de significado entre las etnias y esto hasta de una misma región, o en su defecto de un territorio colindante. No sabemos todavía a ciencia exacta de dónde salieron tantas y tantas lenguas, ni cuál fue con precisión la fuerza que impulsó al hombre a comunicar sus ideas. Lo que sí es claro, es que la lengua, o las lenguas en sí, se mantienen, como cada cosa en el mundo sensible; en continuo cambio, y por ello los sentidos y significados tornan de cultura en cultura, de región en región, a menos y esto es una finalidad apoyada en lo que las cosas son, que las definiciones se basen en sus propiedades, en su esencialidad.

Kripke habla de la accidentalidad y de la esencialidad que envuelve a los nombres propios. Es obvio que si definimos algo mediante cuestiones que no le son propias, sino momentáneas o meramente accidentales, nuestras nociones de aquello serán limitadas, y en efecto, probablemente erróneas. De esta manera hace acto de presencia una filosofía de carácter analítico e inquisidor, planteando qué es un problema y qué no. Si en general, todo problema es una pregunta racionalmente fundamentada, los problemas son en esencia interrogantes, ya sea asiduas o espontáneas, que se dan en el ser racional para colmar de un conocimiento determinado sus o su incógnita, particular o común, objetiva o subjetiva respectivamente. Para resolver lo que una cosa es se utilaza la abstracción, la metafísica. Para delinear la reilación entre las causas y los efectos, la lógica.

La lengua proviene de raíces, de una cadena que se trasmite de eslabón en eslabón, donde el sujeto ya no puede saber de dónde nació tal término, o quién lo propuso. Los nombres tales vienen del pasado, distinto a nuestro presente diverso, a nuestra cultura cambiante, impermanente y a nuestra lengua igualmente perecedera o mutable por lo menos. La compresión y la calidad de empatía inteligible de un individuo a otro se gesta desde las emociones más básicas y naturales hasta los tecnicismos más novedosos y esotéricos, o vedados para el vulgo. Cierto es que la ley de la razón nos esconde ocasionalmente las herramientas básicas del entendimiento más propio de la especie, a saber; la disposición a buscar, a disolver la incógnita de nuestra propia existencia. Entonces siempre que deseamos respondernos algo nos tendemos hacia el exterior hacia el mundo, el cosmos formado de letras, de palabras, de sentencias vanas y otras cuantas doctas.

Nuestros sentidos están para ser canal de contacto con la multiplicidad, con todo lo que puedo captar. El intelecto me da lo conceptual, es aquí en lo conceptual donde se reduce la vasta realidad a definiciones, a cimientos de necesidad, de constitución sustancial. Solamente trasladándonos mas allá de la fronteras del ejercicio hermenéutico, llegaremos a tocar los contornos de la espíteme, del conocimiento estructural, de la lógica formativa, norma de las leyes de un mundo, del mundo que sentimos, vemos, tocamos, degustamos, escuchamos, pensamos y concientizamos expansivamente, es decir, la proyección trascendente, dígase un horizonte ilimitado de posibilidad, en la conciencia del sujeto.

Por éstas razones todo instrumento conceptual es factor que busca regir siempre la norma de esencialidad, de mera necesidad. Podemos nombrar a las cosas como se nos antoje, pero para saber lo que son hay que husmear entre escombros, entre ilusiones, impermanencias en el objeto. No hallamos tampoco, lo nítido, lo neto, en la misma interioridad mental, en la accidentalidad de la existencia del sujeto. Sino que, sólo desde lo interno, desde la interioridad emotiva, sensible, se accede al entendimiento que rebasa la palabras, las acotaciones, las definiciones. Porque para comprender algo hay que dar un vistazo en que parte del todo encaja dicha “parte”, sea un mera definición, o la cosa en sí, a la que se le otorgo un nombre como desglose de sus propiedades, o sea, un nombre propio.
Roberto Fernando Tarratz Rodríguez

EL SUJETO PENSANTE Y LA LÓGICA ESTRUCTURAL


El pensamiento funge como productor, o promotor de ideas y formas de conducta, es por naturaleza diverso y es el que traza la dirección por donde se encamina el ánimo, el don de la voluntad humana. Es la razón, la intangible causa que nos da las dotes de otras tantas propiedades humanas como el dicernimento, la reflexión, la interiorización y el propio ahondamiento. Es por tanto que el mundo de los sentidos es una parte complementaria del espectro cognitivo del ser racional. El mundo empírico está estructurado para la evolución del hombre, para su idóneo desarrollo, intelectual físico y otros más, no sin menos importancia. El mundo esta hecho a base de ideas, o sea que la idea es motor, es hálito que impulsa la obra de la creación humana, de la producción material. Es la estructura lógica- matemática del cosmos la que da la posibilidad de conocer en gran parte. Es la inteligibilidad del mundo la que le abre las puertas al hombre para acceder al objeto, a lo que en apariencia no es él. Pensar es tomar de la realidad impresiones y dar imágenes, reproducirlas lo más parecido posible a las originales, en la mente, o en su defecto tomar las “imágenes primeras” y generar algo diferente, novedoso. Se da entonces a primera instancia la abstracción, formándose una imagen, un fantasma en nuestra mente, llegando así al juicio, luego conseguimos una sentencia. Juzgamos sobre el campo objetivo, y si sentenciamos verdad o falsedad es porque pronunciamos, emitimos con voz, ánimo y pensamiento nuestra idea sobre el objeto de conocimiento, sobre la realidad toda, o hasta donde alcanzamos a captar del espectro del campo de la objetividad.

El lenguaje es un instrumento del hombre y no al contrario. Por esa razón el hombre crea el lenguaje, le da forma, le da sentido fondo y causa. Las letras y la palabras se dan desde los conceptos. El concepto se da al abstraer la imagen y de lo conceptos se dan lo juicios hasta llegar a parar en el razonamiento, buscando ya un conocimiento. El proceso de comunicación humana es desde el conocer hasta el emitir y aportar, ya sea lo mismo (juicio analítico) o algo nuevo (juicio sintético). Cabe, hacer una diferenciación entre el proceso psicológico de la persona y la actividad mental que se llama ya pensamiento lógico, a saber; la actividad mental del pensamiento lógico es posterior al proceso psicológico. Así nosotros, en cuantos seres pensantes abordamos la realidad mediante un mecanismo perceptivo que intenta vibrar al unísono con la realidad, captar su neta intelegebilidad, corresponder exactamente a lo captado. Pensar es para el hombre algo inevitable. La naturaleza de la mente todavía resulta un poco misteriosa para el ser racional, para aquel que tiene la capacidad de la metaconciencia (la capacidad de la conciencia para reflexionar sobre sí misma).

Los pensamientos no se participan, mejor dicho no participamos nuestros pensamientos, son entonces del individuo, porque responden a su particularidad. El hombre elabora su pensamiento, acorde a sus impresiones sensibles dando así paso a un conocimiento sobre la objetividad del mundo externo. Pero es en el interior donde se da el paso de acceso al mundo cognoscible. Las formas individuo, entiéndase su mundo interior, son el carácter que le da tanto inconciente como concientemente, cierto impulso para adentrase al espectro de su no-yo cognitivo, dígase ahora el objeto de conocimiento. Pensamos lo externo, y podemos tomar sensiblemente el conjunto de formas que no se limita ya a lo material se eleva ahora a lo espiritual esbozando un entorno de ideas que trasciende los limites de los sentidos. Nuestras actitudes son parte del corte de nuestros pensamientos, que luego desembocan en emociones. Así, el sistema de percepción humana es vasto, es harto emocional, mental, físico, trascendente, y otros tantos. Por esta razón es evidente que nuestro acceso se torna efectivo al concientizar acerca de las facultades inherentes a nuestra especie, pero más aun sobre nuestras potencias, sobre las netas posibilidades de conocer.

Un logro grande en todo ser viviente es ya preguntarse así mismo qué puedo saber, qué me cabe esperar, qué puedo hacer y no se diga ya qué es el hombre. La filosofía, ya lo había sentenciado Kant, versa medularmente sobre éstas cuestiones. El sujeto humano puede ir desde lo cercano, hasta lo lejano, desde lo evidente, hasta la especulación más compleja y propia. La ciencia se erige de descubrimientos, de hallazgos sobre las leyes del universo, o por lo menos de las que captamos a “ciencia cierta”. El punto de acceso al saber se encuentra en el método, en la disponibilidad de nuestros instrumentos, sean naturales o artificiales.

La lógica guarda una relación de sumo intima con el ejercicio integrativo entre los fenómenos del cosmos. Nosotros buscamos, que las cosas tengan causa y efecto, una fuerza motora o causa eficiente. Buscamos razones, explicaciones. Es una tendencia natural el afán de verdad, el ansia de saber, la docta ignorancia en sentido positivo. En el intercambio ideológico, emocional, mental meramente, está la permanencia de las ideas, de las tendencias, actitudes netas y convicciones más profundas. A fuerza de buscar, hayamos en aquellos y en nosotros, verdades contingentes, momentáneas, pero también, otras cuantas necesarias. Todo esto se encierra dentro del marco que nos señala tanto a la lógica, sea natural o científica, al acto de conocer, a la naturaleza de las cosas y al sujeto que percibe, como los elementos de un ejercicio que goza de una estructura idónea para su funcionamiento.

Si nos preguntamos qué es el pensamiento, tendríamos varias respuestas de primera mano. Lo cierto es que depende desde que óptica tratemos el tema, por ejemplo; la neurología no vería a los pensamientos igual que la psicología, o la lógica. Lo mejor, más simple y aunque resulte paradójico, más certero es atender el tema del pensamiento desde un entender holistico, completo. Se me ocurre aunar esta idea con la cultura misma, con una visón del hombre en sentido integral, total. El acto de pensar no se comprende igual para lo occidentales que para los orientales e igualmente, la lógica como ciencia nos se mira igual desde una cultura a otra. Hablamos ahora de sistemas, de métodos ideales y formas de apreciación en una misma realidad, en una unidad, o sea en un mismo campo objetivo. Nos queda claro que la filosofía como actitud hacia la vida no queda sometida a ninguna ciencia particular, por el contrario es no sólo por antonomasia madre de la ciencia sino por orden real impulso humano del avance de la conciencia.

Queda dicho entonces que el pensamiento y la lógica son cómplices en el mundo del sujeto, y la lógica es constructo del marco objetivo. Si bien la razón y lo cuadrado, lineal y numérico es sólo una parte del hombre y ciertamente integrativa, más que preponderante. Porque lo sensible, flexible, como la imaginario, la propia pasión, es del hombre como el hombre es de ella. Así resulta nítido que para estudiar la filosofía y cualquier ciencia en particular necesitamos comprender la cultura donde desarrollamos estas ideas. Menester es obviamente comprender lo que más se pueda al hombre y saber; que si bien el mundo guarda un margen lógico, ese margen lógico no es rígido sino sólo estructural, no es necesario, y por qué se dice esto?, porque las leyes del tiempo y el espacio que construyen este mundo son adecuadas para este mundo, pero no necesarias para otros más, por lo menos no exactamente, o tal cual. El individuo influye en su realidad en la medida que modifica las formas de apreciación que contiene su psique.
Roberto Fernando Tarratz Rodríguez

Saludos.

Hola, pues aunque no somos muchas personas mas que al administrador de este blog, Roberto Fernando Tarratz, pues agradezco el voto de confianza por invitarme al blog, esperemos que esta vez escribamos más no como el otro que quedo con imagenes y nada concreto, también que esta vez las cosas sean mas concretas, al igual que trabajar más en el proyecto programa de radio y que invitemos a personas a que participen con nosotros tanto con el blog como con el otro proyecto. Sin mas me despido esperando podamos lograr todos nuestros utópicos y nebulosos sueños. Paz Y Amor.

LUIS.

Τετάρτη 24 Οκτωβρίου 2007

ANÁLISIS A GROSSO MODO DEL MATERIALISMO HISTÓRICO

Sea como lo queramos abordar, cada hombre se sitúa de modo imprescindible dentro de un ámbito social determinado. De ahí qué el proceso histórico, previamente acaecido, nos de la pauta especifica o “norma activa”- si lo queremos ver así- para nuestro desenvolvimiento social. El individuo como ser social se coloca en estadios cronológicos. Hablando en este caso acerca de materialismo histórico; distingamos de primera instancia una definición próxima de modo de producción: Es la forma de cómo una sociedad históricamente determinada se organiza para satisfacer sus necesidades materiales mediante el trabajo. El trabajo y la naturaleza; Trabajar la naturaleza y en la naturaleza, no para ella sino para el hombre. Clasificando dos tipos de trabajo, social e histórico. El materialismo histórico es un desarrollo, un cotejo entre individuos de distintas clases, impuestas éstas, por el modo de producción.

El hombre define sus fuerzas productivas, las perfecciona. La técnica se perfecciona con la práctica y el tiempo. Así se desarrolla el hombre, moviéndose y gestando relaciones de producción. La fuerzas productivas y las relaciones de producción son la copula que esclárese el avance tecnológico y la mano del hombre en el mismo. Asimismo notamos que existe el antagonismo, pero este se “fenomenaliza”, es decir, se pone entre paréntesis para interactuar y plantear, acorde al sistema, las relaciones productivas. La propiedad de los medios de producción puede ser privada o social. Así nace el sentir del comunismo, buscar la equidad. Una armonía de voluntades en favor de un estado engendrado por la vox populi, por la verdadera voz del pueblo. Pero no sólo la voz, también la acción. Es ésta la filosofía de la praxis.

Dicen lo académicos; que todo análisis basado en el materialismo histórico parte de la idea del movimiento continuo.En éste sentido, la materia se basa en un proceso de mutabilidad, de impermanencia. Notamos, que la estructura económica de una sociedad se integrada por las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Entonces la mayor parte de los cambios sociales se engendran en alguno de estos elementos, o bien en ambos simultaneamente.

El manifiesto comunista en su capitulo dos propone: una formación meramente activa; derrocar a la lucha de clases. Distingue pues: Lucha económica, Lucha política y la Lucha ideológica. Por ésta razón modificar el esquema es tocar la superestructura, pues ésta se constituye a base de una esquematización. Se puede percibir así una radicalización, y la vuelta o propuesta al anarquismo (derrocar al gobierno y retorno a una especie de sociedad). Los comunistas no forman un partido aparte de los demás partidos obreros. Sino que mantienen la unión fraternal, la camaradería para con el obrero. Se trata de reivindicar, velar por el interés nacional y proletario, qué sólo existe mientas existen las clases, pues sino las hubiese, no habría proletariado como tal.

Los comunistas son la conciencia o guía que dirige a la prole (inconciente o ignorante de su situación social especifica). Un verdadero comunista es parte de un círculo intelectual, netamente intelectual, que busca desvanecer al ostentoso régimen. La prole -desprovista de conciencia social-, se haya divagante. El comunista ha tomado la conciencia de sí y de su rol en el ámbito social. De esta manera lucha por sus derechos, por los qué él cree que son sus derechos, y aboga en favor de la clase oprimida. Quiere por ésta instancia, construir un modo de producción donde la distribución sea común.

Sin ahondar en las distintas implicaciones, que derivan de esta concepción filosófica acerca del proceso histórico y de la realidad en sí, diremos que: el materialismo histórico en resumidas cuentas denota simplemente el proceso histórico como el resultado de la lucha de clases, siendo así la antítesis del idealismo alemán, específicamente de Hegel; con su principio racional, el absoluto, el espíritu universal. Si bien se le puede reprochar en demasía al materialismo de Marx y Engels, mencionemos primero, que ésta es una de las pocas corrientes filosóficas que se han llevado a la práctica, a diferencia por ejemplo; de las ideas platónicas, (la republica) que nunca se llevaron a cabo, ni siquiera cuando Plotino por poco llega a concretar su tan ansiada platonopolis.

Entender la realidad como meramente material es definitivamente un entender incompleto. La idea del espíritu hegeliano forma una parte del diamante, éste que poco a poco se va develando. Con esto le damos en parte la razón tanto a la noción hegeliana como kantiana. Pero parece que el diamante no se devela por sí mismo sino por la voluntad, la capacidad volitiva, del hombre, que ha medida que expande su conciencia visualiza paso a paso una realidad más amplia.

No hay materia sin espíritu, pero el espíritu si puede ser sin materia, nos apoyamos en la propuesta de antiquísima usanza; el mundo platónico de las ideas, que sustentan ontológicamente una realidad que esta más allá de lo evidente y perecedero. Lo material al ser lo más próximo dentro de un determinado tiempo y espacio se muestra como lo concreto y real. Pero al ser lo verdadero real y lo real verdadero y si las ideas se muestran como reales, al ser verdaderas entonces nos “objetivizan” un mundo ideal nítido y claro. Con esto decimos que no es tanto que se tenga menesterosamente que crear una síntesis entre materialismo e idealismo específicamente entre Hegel y Marx, lo que se evidencia es que tanto el materialismo como el idealismo son sólo una parte de la apreciación - junto con otras corrientes- que se va expandiendo dentro de ésta “obra de teatro” donde el hombre navega en pos de los primeros principios y últimas causas. Siendo la filosofía perenne la que nos muestra el verdadero sentido del filosofar, la de sagrada estirpe y mística aplicación, aquella propia de las culturas de antaño, las que disolvían lo espiritual con lo habitual.

EL LOGOS DE LA COMUNICACIÓN

La ciencia actual ostenta, mediante la evidencia recopilada a fuerza de tiempo, un hegemónico, vasto y fructuoso campo de estudio. En él se han visto impregnadas las nuevas aspiraciones, tendencias y paradigmas de índole epistemológica del llamado “homo sapiens”, amigo inherente del “Homo fac totum”. Dado que el espectro donde postra (desgasta) su atención ( al hacer ciencia) éste hombre favorecido de pensamiento y acción por el don de la naturaleza, no es otro que la realidad de carácter empírico - más no suprasensible-, al hacer mención del quehacer científico de actual acceso, nos referimos menesterosamente al estadio general de la conciencia humana. Porque, si bien, la realidad se considera insertada dentro de un marco inteligible y racional ( lógico), igualmente se muestra análoga a una dama, la cual, espera ser develada con desmedida pasión y asiduo fervor, para así, posteriormente acceder a los misterios que aristocráticamente protege.

Las ideas, el cúmulo dé ideas del hombre, no parecen ser una sólo idea magna, permanente perenne en sí, y trascendental, una fuente primigenia. A menos que seamos partidarios de los trascendentalitas abogaríamos por la postura dicha anteriormente. Las ideas, o la “idea universal”, dicen los doctos del saber teológico, sigue, en los seres creados, un patrón evolutivo lineal. Ésta convierte su naturaleza en revelada para los hombres, gracias a la voluntad de la voz creadora.

Cuando uno se dispone a caer dentro del plano que le corresponde a la reflexión sistemática, se aboca mediante este ejercicio a la precisa y gratificante -por no decir certera- actitud para con las situaciones más cotidianas que se nos presentan, ésta es la actitud que le compete por antigüedad y orden a la φιλοσοφια ( filosofía). La naturaleza ha querido desde la génesis humana que el hombre disponga de ciertos dones: el lenguaje, la capacidad evocativa, la expectación al futuro, el pensamiento ( la mente), la razón y la conciencia. Me parece que todas éstas dotes naturales -entre otras más- deben resumirse en una sola; ésta seria la capacidad que responde al llamado de encaminarse hacia el absoluto o lo absoluto, directamente a la unidad –noción aparentemente lejana a las posturas noéticas-. Todo lo contrario es enajenar y disolver la identidad en lo contingente y por ende perecedero.

Con la experiencia acumulada en ésta realidad, la que nos a colmado de polaridad en cada situación, los seres humanos tenemos permitido acceder y cotejar cada postura que invade nuestra mente. Esto se trasforma con el tiempo y compromiso personal, en una verdadera actitud crítica. Mediante una desarrollada forma de apreciación al hombre le puede resultar de fácil acceso el sendero hacia una nueva conciencia, pero, por qué decimos nueva? , tendría acaso que ser sólo un cambio de estado, cualitativo más no sustancial? Aquí tratamos de definir algo en especifico, no es precisamente lucubrar sobre el proceso que se genera en el hombre cuando interactúa con la realidad interna y (o) externa. Resultaría extenso y hasta titánico tal vez tratar el tema, y por ello ahora no lo haremos. Lo que sí nos gustaría tratar es lo dicho con antelación, pero esta vez enfocado en otro sentido, es decir, intentar colegir, reflexionar, sobre cuál es el proceso que se genera en el hombre cuando comunica, siendo que al comunicar interactúa forzosamente, con la realidad Intenta y externa ( social e introspectiva).

Ni siquiera tenemos que mencionar que el hombre es ser social, político y propenso al yerro por naturaleza. La historia tanto especulativa como experiencial nos ha legado un libro de mitos, realidades distorsionadas y otras nociones en apariencia inamovibles e indiscutibles. Hoy no se sabe con certeza que hecho aconteció tal cual, si realmente ocurrió o no, y que sentido tendría éste o aquel acontecer dentro del rompecabezas humano o cósmico -decimos esto siendo más generales y atendiendo al sentido común-. La fuerza del tiempo es la causa de la enemiga que corroe y aqueja a la memoria. Por eso asiduamente nos preguntamos; cuándo el hombre comenzó a comunicarse?, cuándo, en qué momento, el hombre, o mejor dicho la “bestia” se convirtió en “hombre”?, y es que el ser humano es tan versátil y adquiere tantas facetas casi como estrellas habitan en la bóveda celeste. Será acaso qué por el nítido hecho de pertenecer a ésta especie llena de gracia y favor por parte del designo insondable de la mano prístina, o sea la humanidad bendecida por la divinidad ( postura creacionista), el hombre emprendió la comunicación a natura, innata, potencial y estimulada, o en su defecto la tuvo que desarrollar a través de un proceso que demoro un tiempo de considerable estima ( visón evolucionista)?

Todavía resulta vago el dato de dónde y cómo surgieron las distintas lenguas del mundo, puede ser que Dios se halla encolerizado por la deshonra del pueblo semita y así destrono el mutuo entendimiento natural de los hombres, por lo menos eso nos hace pensar el texto sagrado del pueblo judeocristiano. Por nuestra parte no creemos que la comunicación sea algo que surgió de ésta forma, ya que la propia alegoría tapa la factibilidad de tal acto. Las lenguas Tampoco parecen haberse gestado al estilo de la generación espontánea. Permítaseme hacer estas analogías tan extrañas a la razón pero no al sentido común. Sabemos, por ser un dato que se actualiza constantemente, que todos los hombres se comunican de una u otra forma. La comunicación es diversa, responde a códigos, modos, formas. La comunicación es tanto asistemática como sistemática. Una necesidad que le compete a la comunicación es el hecho de que ésta se realiza entre dos, entre una fuente y un receptor. Por esta razón, la comunicación es menesterosamente social, es un producto proveniente de la comunidad y a fuerza de tiempo se ha convertido en una formula que altera el orden de sus propios factores, es decir, la comunicación genera o contribuye también al nacimiento y desarrollo ( avance y (o) acaecimiento) de la comunidad.

La comunicación intrapersonal no queda excluida. La capacidad discursiva ésta latente en el hombre, es una cualidad que sirve como elemento imprescindible para agregarle un carácter filosófico a las cosas. Por eso la comunicación es distinta de la información por la naturaleza que le corresponde a cada una, la uni o la bilateralidad. Los medios masivos de comunicación, dicho como especulación muy subjetiva son - si observamos detenidamente, notaremos que dicha noción se torna hacia la objetividad-: un producto neto del modo de producción que con hegemonía potente lleva bajo su firme yugo la instrucción de toda la masa social y concomitantemente a un tipo especifico de individuos del sector perteneciente al escalafón social.

Los mayores males de la historia humana fueron aquellos que responden a la tendencia primordial de las distintas religiones del mundo, caracterizada -la tendencia- por la distorsionar la idea fundamental de la paz y el amor fraternal entre los hombres, misma distorsión que ocasiona los conflictos de orden social. De tinte utópico o plagada de yerro, ésta propuesta en esencia es la promulga de todo sistema de carácter sacro en el mundo. Pero desde la revolución industrial y específicamente desde el siglo XX, el hombre ha sufrido de una verdadera enajenación. Con esto colegimos ( deducimos) que el hombre se aleja de lo natural y se sumerge así por consecuencia lógica en la cúspide del producto netamente humano, lo artificial.

Los artistas tienen por modo de su quehacer una tendencia a mimetizar la realidad tangible. Todo arte comunica una forma especifica, todo quehacer tiene un fin determinado. El arte comunica emociones y formas de apreciación. El arte esta ligado indiscutiblemente a la imaginación, es cómplice de ésta; juega con la evocación y copula con la creatividad. Ya sea que nos conduzca a la verdad, nos libere de de las pasiones en sentido gradual al representar una tragedia ( catarsis), o nos aparte de la verdad por ser sólo una imitación de ella como mencionaba el viejo Aristocrates. El arte en éste mundo es creación exclusiva del hombre, y su fin lleva implícito comunicar algo en especifico. No solamente con palabras, obviamente. Si no con expresiones que se ligan a cualidades meramente humanas.

Toda generación y construcción es una forma propensa al arte, qué es arte y qué no, eso es ya una cuestión que le compete a la estética, y también si lo bello es bueno o arte. Pero esto nos evidencia que todo lo que hace el hombre tiene como fin manifestar parte de su ser en la realidad, no sólo arrojar las ideas por ahí, sino que la comunicación es aristocratizante, tiene como un fin un sector especial, también lo hace así hasta en la llamada comunicación masiva.

El arte es la manifestación más pura del espíritu humano, es la exteriorización objetiva del sujeto, que se convierte en subjetiva cuando se emite dentro inteligibilidad de la realidad empírica. La expresión artística atendiendo tanto a las formas, el color, la luz, la armonía, la proporción, el carácter mimético o la flexión sobre el arte, no son otra cosa sino la “voz” de un alma que se comunica. El intelecto comunica estados metales, los estados mentales se hallan en medio de profundas vicisitudes y por ello existe gran diversidad dentro del universo discursivo.

Últimamente me ha llegada la extraña idea de concebir a cierto tipo de sueños como una realidad ontológicamente libre o mejor dicho, consistentemente autónoma, propia, separada de ésta. De hecho concientizando, cavilando un poco la situación, se puede percatar uno, de que la causa que nos mantiene en esta experiencia de vida particular para el individuo, en lo que denominamos realidad inteligible, es la conciencia, dado que el intelecto puede tenderse hacia lo general, lo universal.

Nada mejor para llegar al conocimiento supremo en una materia determinada, que vivir en carne propia la empresa a tratar. A través de esta formula que responde a una naturaleza en particular, es donde se haya la experiencia de lo que hemos denominado vida. La vida es la oposición evidente y estructural de la muerte. Estas dos no son algo de distinta índole, sino que como bien se ha dicho, representan los contrarios u opuestos de un mismo proceso dentro del ámbito biólogo. Al ser biológico se da pues a natura. La vida en sus distintas formas es diseño y obra de la magna naturaleza –literalmente-.

Al participar de la humanidad, nosotros, nos vemos aquejados tanto por los males como por las bendiciones que le atañen a ésta especie, dado que somos parte activa de esta participación que comenzó su función desde tiempo inmemorial. El poder de esta razón a dado pie a que la historia ( el conjunto de hechos que se dan por validos) nos muestre una arquetípica función de lo debiera ser el comportamiento y las formas propias del hombre (naturaleza humana). La división entre acto y potencia son de prima importancia para distinguir lo que por función primera le corresponde a los hombres. La naturaleza humana aun resulta misteriosa para el ojo humano. Bien cierto es el hombre no ha llegado a encontrar todavía esa pieza que le de la estabilidad, para que así, lejos de la fluctuación, le llegué una nítida libertad, no sólo dentro del campo axiológico, sino la libertad del espíritu, que al ser libre éste, su arbitrio se manifiesta en el cuerpo que lo contiene.

Lo Diáfano es iluminado por la luz, ésta última siendo la sustancia del color y la forma, es la fuente que nos hace posible el conocimiento, pues, cómo puedo conocer algo que no me es inteligible; sino no tiene forma es materia inerte, sino no tiene forma alguna no puede ser idea, así ( sin forma) mi imaginación no puede captar el “fantasma” – la imagen- para abstraer el universal de la particularidad e individuación de la materia, de la realidad sensible. Muchas culturas ya olvidadas representaban lo divino relacionándolo con la luz, también la luz ha sido inspiración para muchos filósofos, sobre todo para lo medievales – dentro del mundo occidental-, ésta idea la encontramos marcada principalmente en San Agustín y en Grosseteste. No por nada se le llamo a la ilustración el siglo de las luces, kant lo define como “el paso a la mayoría de edad”, el ejercimiento de la excelsa razón.

Una de las cuestiones fundamentales dentro de la filosofía, y dentro de la religión; es aquélla que plantea qué tanto de la realidad es objetivo y qué tanto subjetivo, en otra palabras; qué de la realidad, que me llega completa a través de la percepción, es un construcción de mi mente o que tanto tiene una realidad ontológica. No estamos hablando precisamente de solipsismos como acuñara Berkeley ser es ser percibido”; sino que me refiero a la calidad o la fuerza que le proporcionamos a determinadas situaciones, a los grados de apreciación.

Siguiendo este mismo orden de ideas podemos sumergirnos dentro de un plano más metafísico, intentando indagar, aunque sea sólo especulativamente, una cuestión que en lo personal me es asidua y prominente por diversas circunstancias. Ésta reflexión recae bajo la imperiosa necesidad de responderse si puede darse la multiplicidad de almas o en su defecto éstas provienen de un sólo espíritu que se manifiesta y encarna, mas no reencarna - dado que es el mismo-, en la materia. Una manera de abogar por la multiplicidad de las almas me parece que es desde el punto de vista del neoplatónico Plotino.

Pero, en conclusión, con respecto al tema crucial que quisimos tratar aquí, o sea; intentar reflexionar sobre cuál es el proceso que se genera en el hombre cuando comunica, siendo que al comunicar interactúa forzosamente, con la realidad Intenta y externa ( social e introspectiva), podemos afirmar que el proceso que acaece en el hombre al comunicar, se muestra posible para definirse como: Un cúmulo de energía que conduce al ser hacia cierto tipo de comportamiento y viceversa -no confundir con conductismo-, en cambio, aquí hablamos de energía neta, semejante a las ideas taoístas. Lo que comunica el individuo simboliza el estado en el que se encuentra su conciencia, así como el estado actual del mundo es señal de lo que la gente, en su mayoría, está pensando. Cambiando el pensamiento, es como cambiamos la realidad.


Roberto Fernando Tarratz Rodríguez

SOBRE LA EUTANASIA

Toda actividad humana esta envuelta en la realización de un fin. Los movimientos que afeccionan a las pasiones potenciales en el hombre se dan de diversas formas. Las emociones tienen una gama amplísima de captación y funcionamiento. Todo proceder humano es una expresión de ánimo, una forma de dar el ser. Los estados emocionales están indiscutiblemente ligados a las pautas otorgadas por la inteligencia, dada ésta por la propiedad humana de la razón. De una u otra forma otorgamos de nosotros al mundo, y de igual modo recibimos, interactuamos con lo que existe fuera de nosotros, lo que percibimos como objeto de nuestro conocimiento. Al participar de las emociones estamos propensos a experimentar rangos fluctuantes, en su medida polos opuestos. Ciertamente que no cabria evidentemente, darle una calidad moral al orden emocional, es decir, que ciertas emociones no son en sí mimas buenas o malas, sino inadecuadas o adecuadas en determinados momentos y bajo algunos aspectos. Para la forma de apreciación oriental acerca del entender del mundo las cosas en sí, no son buenas ni tampoco malas, las cosas son simplemente lo que son, el hombre es el que les da un sentido, y se los da conforme a sus formas de apreciación, las formas que otorga la subjetividad humana.

Un ejercicio altamente didáctico o pedagógico es el de la interpretación de las emociones, para manejarlas, para conocerlas, comprenderlas y controlarlas. En oriente es milenaria la noción del dominio sobre los sentidos. Dominar los sentidos no significa renunciar a las emociones, eso de ningún modo es así. Responder antes que reaccionar es la pauta que hay que seguir en la actividad cotidiana. Mas allá de orientarnos en el campo de la ciencia experiencial dentro de los campos de la neurología o alguna otra ciencia relacionada con el estudio de las actividades físico-químicas o neurológicas en la persona humana, cabria reflexionar que no toda obra y percepción humana se reduce a una forma de ésta índole. El estudio del hombre va desde el mismo punto de percepción o de apreciación hacia otro campo de apertura. Es entonces el conocimiento holistico del hombre, el que mueve los motores que giran entorno al saber vivencial y conceptual del ser humano, hacia lo cuantitativo y lo cualitativo.

No se puede negar que las decisiones humanas están ligadas al campo de conciencia que contiene el individuo y por lógica consecuencia a sus posibilidades de elegir caminos o en su defecto de omitir otros tantos roces situacionales. El hombre tiene su existencia en sus propias manos, se hace conforme vive, da de sí y recibe del mundo. El hombre es sujeto de pasión y reacción. El intelecto posteriormente brinda la respuesta, la que con la fuerza del tiempo y experiencia se irá tornando en certera. Lo anterior no implica que se carezca de esencia humana. La esencialidad humana es la base de todo cambio, de toda accidentalidad, de toda contingencia o situacionalidad subjetiva. Cada ser humano vive una experiencia de vida particular conforme a sus circunstancias y “posibilidades”, las que el sujeto se impone, debido a sus formas del entender.

Tanto las emociones, como la conciencia y evidentemente la propia racionalidad en el hombre, son las claves para hacer y deshacer la estructura de vivencialidad en el mundo. Desde la conciencia crítica hasta el afán de hermandad universal son maneras de proceder, son conductas, hábitos, decisiones internas trasladadas al plano de la realidad empírica, es la idea manifestada en la materia. Sabemos de antemano que la energía mueve todas las cosas, la energía es el principio de todo acaecer, ya la ciencia lo ha demostrado tanto racional como fácticamente. Ahora pues, el obrar humano está basado en impulsos, tendencias, disposiciones, deseos, creencias, convicciones. Lo dicho con antelación no es otra cosa que energía con un determinado nombre. El amor es un tipo de energía al igual que el odio, dos fuerzas que simplemente son, carecen en sí mismas de calidad moral, pero no de sentido vibracional.

Ahora podemos adéntranos en el tema de la eutanasia, el bien morir. Todo tema, toda materia requiere de una meditación previa, de asiduo estudio y hasta por salud, ostentar un mentalidad que provea de imparcialidad a la materia abordada. Ya hablamos de energía, razón y tendencias. Estos son factores naturales, son principios antropológicos y factores imprescindibles si se quiere llegar a un acuerdo en los temas que respecta a la muerte y vida humanas. Para saber que es la muerte primero se debe entender la vida. Menudo problema en el que nos hemos metido!, intentar saber qué es la muerte o la vida. La historia de la filosofía se ha plagado de opiniones y también aciertos acerca de estos temas. Tampoco podemos prescindir de la religión y del aspecto espiritual del hombre, que no necesariamente es lo mismo. ¿Cómo saber que decisión, a que pasión se le debe de hacer caso para decidir sobre la muerte, ya no se diga sobre la vida misma?

El filósofo moderno descartes, hablo en su discurso del método, que por cierto es muy ameno , para todo aquel que se identifique con una verdadera actitud filosófica, o para aquel que busque un metodologica vivencial, del proceder metódico para llegar a la certeza, a una certeza. Todos queremos llegar a la certeza. No olvidemos tampoco que buscamos un bien, y así sucesivamente hasta llegar a un bien supremo. Existen en nuestros días un buen número de terapias, proyectos pedagógicos, talleres y todo lo relacionado con el conocimiento profundo e interior del ser humano. Es que el hombre actual esta ávido de auto-conocimiento, de emotividad. Esto es porque el hombre es por esencia un ser de sentido. Hasta vivir sin sentido, es darle un sentido a la vida. Por ende a todas las cosas les damos un sentido, independientemente del sentido que tienen por sí mismas. Así a las cosas las tomamos conforme al sentido que le damos, o las veamos, esto influye en nuestras decisiones.

Para tratar el tema de la muerte, hay que contemplar también la influencia de la cultura. La cultura le proporciona un sentido axiológico a las cosas, a las tendencias humanas. Tenemos que reflexionar sobre nuestras creencias y actitudes, no se diga hábitos; que son los que en su mayor medida nos van formando, para sopesar ideas y así tomar mejores decisiones. No hay que seguir ideas impuestas, simplemente por que los demás las siguen, hay que dejar a un lado los valores conceptualizados para vivencializarlos y sentir así un verdadera conciencia moral o verdad moral, la congruencia entre la palabra y el hecho. Es precisamente la energía emotiva, en sus diversas gamas, la empatía hacia la vida, y la racionalidad las que nos dan un entender más armonioso sobre la razón de la muerte y del vivir.

La filosofía y la espiritualidad están muy por encima de otras ciencias que debaten sobre estos temas, y lo están por que son la base de todas las ideas que los rigen. La medicina necesita de la reflexión, de la universalidad, de la ética, de la bioética. Le teología necesita en su medida de la razón conciliadora para con la fe. El derecho se erige por sobre los fundamentos de la racionalidad, por sobre las bases de la actitud de filosófica, de ahondamiento, hasta de idealización.

Por ejemplo el buddhismo habla sobre la causa, la verdad y el origen del sufrimiento. Muchas religiones o filosofías, modos de entender la vida orientales hablan acerca de formas diversas de abordar el sentido de la vida y la muerte. En occidente la psicología humanista, el movimiento de la nueva era, y muchas tendencias más de reflexión brindan opciones. Pero lo más importante es la conciencia individual más no individualista. Cada quien, por medio de su arbitrio es responsable de sus decisiones. En el mundo material, y ciertamente en el espiritual en cierta medida, existe la causalidad y no tanto la casualidad. Todo tiene un por qué, una finalidad, causa eficiente y fin último. Tenemos voluntad, decisión, disponibilidad de ejecutar un acto moral, el que contiene inteligencia, libertad y voluntad. En cuanto a proyecto, el hombre tiene un cúmulo de posibilidades a la mano, las que la conciencia capte. En cuanto a esencia, el hombre tiene la tarea de llegar al ser, de utilizar la meta-conciencia, la capacidad de la conciencia para reflexionar sobre sí misma. Cada uno de nosotros está en el mundo para dar de sí, para captar la unidad dentro de la multiplicidad material. Decimos pues, que la decisión del camino y método, es netamente una cuestión de la conciencia individual, conforme a las percepciones, actitudes y tendencias. Lo que sí es recomendable, es nutrir el alma, el espíritu mismo de saber, de conocimientos que nos enriquezcan la mente, para que vayamos por el mundo aplicando el arte del bien vivir y así comprender lo que es, el buen morir. Como todo, es una cuestión de conciencia.
Roberto Fernando Tarratz Rodríguez

EL CARÁCTER DE LA CIENCIA QUE CIMENTÓ GALILEO

La disgregación entre el saber científico y el teológico, fue una característica medular en la edad moderna. Hay que tomar a consideración que no fue algo que se dio espontáneamente sino que venía proyectándose ya desde le edad media. En algunos pensadores medievales se fue marcando la tendencia a diferenciar entre lo que se presentaba como revelado y lo que podíamos conocer mediante la experiencia directa e inmediata, mediante la razón natural. El desarrollo de la técnica científica estuvo ligado al mismo periodo de fecundidad intelectual, y no sólo eso, estuvo como lo están hasta el día de hoy todas las ciencias, sujeto a la cultura. La filosofía es producto de la cultura y la misma reflexión alimenta al unisonó a toda institución que conforma a la sociedad, la que a su vez ostenta un determina cultura, un afán, un ímpetu, un impulso de acción, una forma de tomar las cosas, un cierto tipo de bienes, de bienes culturales, para ser más expresos una determinada jerarquización axiológica. Ahora, pues, las ideas que deambulan en una sociedad estable tarde o temprano pueden tomarse de su constante ir y venir por los aires y establecerse, para así predominar sobre estos bienes culturales, sociales, y de esta forma encaminar los pasos del conjunto del los individuos, o por lo menos de sector a sector, ya que los cambios, en su mayoría se dan paulatinamente. El cambio hacia la instrumentación, hacia el uso de aparatos para conocer con mayor precisión la realidad, no fue drástico, fue lento, necesito de asimilación. Evidente es que la instrumentación estuvo siempre en el hombre, se dio ya desde la antigüedad asiática, hasta en Oriente medio. Pero la elaboración y funcionalidad de herramientas para ampliar el saber en la Europa renacentista tuvo una aire diferente, un carácter peculiar, fue la que impulsaría no sólo la revolución industrial, la cual, acrecentó al sistema capitalista y que en un tiempo generaría la actual globalización, sino además sentó las bases en el método científico, y cimento un cierto paradigma sobre el proceder teorético-practico, del conocer humano, de las posibilidades instrumentales e innatas del conocer humano.

Son las ciencias las que nos brindad seguridad sobre los fenómenos reales, sobre el mundo de lo contingente. El saber científico dirige el avance de la civilización en cuanto a tecnología y confort. De primera instancia se puede uno percatar como lo pensadores renacentistas y modernos trataron de acoplar su filosofía a sus creencias, a sus formas de apreciación sobre la realidad. Llegar a la verdad es primordial para aquel que intenta hacer filosofía, pero en el trascurso del periplo es
difícil prescindir, de esos bienes culturales y más aun de la afecciones subjetivas, de lo que radica en el mundo interior del hombre, o sea del individuo, de su visón particular. Por ésta razón cuando se defiende que la palabra sagrada y el conocer experiencial no están peleados se está defendiendo ya una idea preconcebida, un bien cultural, entiéndase como una moral, un cierto sentir espiritual. Es que el hombre no sólo es pura materia, las ansias humanas van a lo absoluto a lo impalpable. El anhelo humano muchas veces es inefable, por lo menos así nos llega de primera intención, luego se pude racionalizar o sistematizar, compendiar, y asimilar tal situación definiéndola como espiritual. Las religiones del mundo coinciden con ciertos contendidos axiológicos en sus sistemas cosmológicos, a saber; valores que son como ramas de un mismo árbol. La humanidad tiene en sí la noción, en el inconsciente, de ciertas formas de conducta indispensables para la óptima convivencia y expresión desde lo interno hasta lo externo. El hombre es un ser de sentido, la razón busca siempre un punto hacia el cual andar. Por eso buscamos en el mundo empírico las bases para nuestra manera ideal de actuar, de vivir. Tal vez sería conveniente pensar más, en una ciencia que pueda comprobar aquel mundo de las esencias, en una especie de ciencia espiritual y en espiritualidad científica. En la simbiosis entre éstas dos ramas humanas radica un proceder que se traslada hacia lo ético, y no sólo para el hombre docto en las ciencias , en las especializaciones, sino en el público general, en los hombres que viven preguntándose cosas inmediatas, y no esas abstracciones que quedan designadas a los filósofos, que no son otra cosa, éstos últimos, que hombres que se comprometen con mayor rigor en resolver lo que a todos no incumbe, el sentido de las cosas, del proceder humano, de la vida, de la muerte, el sentido del reposo y de la acción en cualquier género que se le entienda. Aquella ciencia no es exclusiva del científico ordinario sino participante en todo aquel que se cuestione “cómo va el cielo”, y “cómo se va al cielo”. La ciencia debe entenderse holísticamente, como un todo donde hay muchas partes, como la limitación de un horizonte ilimitado. Por eso la ciencia y la fe no está separadas, son la misma cosa, son componentes de una misma realidad; la humana, y más allá ello; el hombre es componente de una realidad que tiene para ofrecernos cada día algo nuevo.
Roberto Fernando Tarratz Rodríguez