Παρασκευή 2 Νοεμβρίου 2007





Abrir comillas El libro es fuerza, es valor, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor. Cerrar comillas
Ruben Darío

SEMBRADOR




El sembrador sembró la aurora;

su brazo abarcaba el mar.

En su mirada las montañas

podían entrar.


La tierra pautada de surcos

oía los granos caer.

De aquel ritmo sencillo y profundo

melódicamente los árboles pusieron su danza a mecer.


Sembrador silencioso:

el sol ha crecido por tus mágicas manos.

El campo ha escogido otro tono

y el cielo ha volado más alto.


Sembraba la tierra.

Su paso era bello: ni corto ni largo.

En sus ojos cabían los montes

y todo el paisaje en sus brazos.





Carlos Pellicer

LA PREGUNTA POR EL SENTIDO DE LA MUERTE

“El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos”
Pitágoras




En fechas festivas, tradicionales, o conmemorativas un percibe por doquier la proyección del pensamiento popular. Toda cultura tiene su espíritu particular, su forma de abordar los aspectos más cotidianos de la vida, pues es en esa particularidad donde se da el sentido de la cultura como diferenciación de formas conductuales y de entendimiento con respecto de otra. En el caso del tema de la muerte no es la excepción. Si bien es cierto que todo lo que pende sobre la temática de la muerte está supeditado, en mayor medida, a la cosmovisión del individuo que se interrogue sobre el sentido de la vida y en este caso de la muerte, la acumulación de cosmovisiones individuales en una sociedad, o específicamente la escasez reflexiva sobre la misma tendencia a la tradición o el comportamiento mimético, genera una cierta unidad, que da pie a un determinado tradicionalismo. Se da así, desde éste punto de vista, un sentir común.

La pregunta de la cual no puede prescindir el hombre a lo largo de su vida, es precisamente la que intenta responder el sentido que tiene la existencia, su existencia. Pero vaya ser el caso de que la vida y la muerte están aparejadas, entonces preguntarse por una es ya estarse preguntando por la otra. El hombre, es en efecto un ser que sabe, por su racionalidad, que ha de morir. Dice con buena razón un adagio latino que no son las cosas las que nos afectan sino la forma que les damos, la manera como las tomamos. Saber que uno ha de morir, puede generar angustia, dependiendo de si vemos la vida con apatía, sin sentido, con miedo, o con ciertas formas que limitan la existencia a lo evidente. Ciertamente que la vida trata de perspectivas, de actitudes. Yo, como ser libre y volitivo puedo ver y tomar, darle un sentido expresamente, a la vida como me plazca y a la muerte, pues no se diga. La muerte evidentemente es inevitable. La cuestión seria entonces, qué entendemos por morir?

Dentro de la psicología la muerte se entiende cuando el individuo suspende las funciones fisiológicas que le permiten entrar en el ámbito social, cuando ya no puede manifestar un cierto comportamiento. La muerte desde esta óptica es cuando cesan los procesos mentales y relaciones dentro de las mismas trasformaciones que se generan en el pensamiento. La medicina menciona, hablando en general, que cuando se suspenden las funciones vitales del cerebro y el corazón, que son los órganos que fungen de motor para cualquier movimiento o circulación sanguínea respectivamente entonces no hay ya vida. Cabe mencionar que se puede llevar al debate el tema de la muerte cerebral o el del estado de coma. Los anteriores son temas que le competen en mayor medida a la bioética.


En realidad son varias las definiciones de muerte que darían las ciencias que se dedican al estudio de la salud o de la vida, y específicamente de la vida del hombre. Además las religiones nos dan también, una determinada explicación, no sólo para entender la vida sino la muerte como una preparación para lo que vendrá, para otra forma de existir, “una vida futura”.La interrogante sobre lo que vendrá siempre supone la existencia de un tiempo futuro, un momento que aún no ha llegado. De igual modo el pasado es un tiempo ya acaecido, inexistente, porque no esta “aquí y ahora”. Lo existente como algo sometido a un tiempo supone un momento presente. Por eso el hombre como ser existente, como ente que participa del acto, del cual participa todo ente, del esse, el acto de ser, se encuentra circunscrito al tiempo y por ende a un espacio y a un movimiento especifico. No puede haber un tiempo sin no hay movimiento. La vida es un movimiento, la muerte es la culminación de un cierto movimiento. El mundo sensible presenta en toda especie un género, es esa, una muestra de la estructura lógica de la realidad empírica. El complemento de la vida a nivel físico, es la muerte, o la suspensión del cuerpo animado. Todos los seres sensibles, por su propia naturaleza son finitos, contingentes y perecederos, por ende no son inmortales, eternos, como cuerpo, más no como energía inteligente. La muerte es una lógica consecuencia que provoca el efecto de la vida, del vivir, del movimiento de un cuerpo físico, mesurable y corruptible en cierta forma, aunque no del todo, depende de la perspectiva con que se mire. La filosofía, la ciencia y la teología nos proporcionan un sin número de soluciones para vivir una vida plena y para tomar la muerte de la manera más optima posible. La Tanatología estudia, por ejemplo, el proceso de muerte y de agonía para disminuir el sufrimiento del enfermo que padece de alguna afección específica, y así encontrar un buen morir.

Las dos ideas fundamentales son la materialista y la espiritual. La vida acaba con está experiencia de vida o por el contrario trasciende a otra forma de experimentar? Si aceptamos la primera, tal vez, sólo habría que considerar que el hombre en cuestión permanecería en la memoria de sus allegados, o en la colectiva si fue bendecido por la fortuna, si realizó innumerables proezas, o por la grandeza de sus actos , de su pensamiento, virtud y hasta por su amor fraternal y universal. Si en cambio pensamos en que hay a lo mejor no sólo una vida futura y eterna sino muchas vidas más y hasta en distintas formas de experiencia sensible; tendríamos que comprender ya la misma existencia presente distintamente.

Actualmente hay muchas religiones en el mundo, muchas tradiciones y cultos, adoraciones hacia muchas cosas, no únicamente hacia lo divino, o hacia una divinidad suprema. Cabe destacar que ante todo, lo que nos compete como seres humanos es percatarnos de que en nuestras propias decisiones está el proyecto de nuestra vida y que lo relevante, es conocer cada vez más a fondo cómo realmente actuamos, qué es realmente lo que pensamos, qué decimos, con qué nos alimentamos, cómo nos relacionamos con las personas, en las distintas situaciones; pues es mayormente en los puntos acentuados con antelación, donde le vamos dando sentido al vivir, gestando así un entender, una forma específica de comprensión y vislumbramiento sobre el morir. Se trata, que desde el aspecto individual se vaya concientizando.


Roberto Fernando Tarratz Rodríguez

Πέμπτη 1 Νοεμβρίου 2007


“El filósofo será el más feliz de los hombres”

Aristóteles

MAHATMA GANDHI



"No hay caminos para la paz, la paz es el camino".



Estas son las palabras de Mohandas karamchad Gandhi, mejor conocido como Mahatma Gandhi, líder político y espiritual de la India en un periodo comprendido entre mediados del siglo XX. Este hombre aparto de la opresión a todo un pueblo sometido bajo las manos británicas. Pero no lo hizo bajo un régimen bélico sino por medio de una elaboración dialéctica y con el poder de su propio “sometimiento”, esto es; una voluntad flexible empapada de sentido común.

Mohandās Karamchand Gandhī : Nacido el 2 de octubre de 1869; falleció el 30 de enero de 1948. También es conocido por Mahatma o Māhatma Gandhi que proviene del sánscrito (māha, gran y atma, alma, es decir; gran alma).

Gandhī fue un asiduo practicante y defensor del vegetarianismo: Siento que el progreso espiritual nos demanda que dejemos de matar y comer a nuestros hermanos, criaturas de Dios, y sólo para satisfacer nuestros pervertidos y sensuales apetitos. La supremacía del hombre sobre el animal debería demostrarse no sólo avergonzándonos de la bárbara costumbre de matarlos y devorarlos sino cuidándolos, protegiéndolos y amándolos. No comer carne constituye sin la menor duda una gran ayuda para la evolución y paz de nuestro espíritu".


Durante sus años en Sudáfrica, Gandhi se inspiró en la Bhagavad Gita y en los libros de Tolstoi, particularmente en El Reino de Dios está en ti. En la década de 1880 Tolstoi se había convertido profundamente a la causa del anarquismo cristiano. Gandhi tradujo otro libro de este autor llamado Carta a un hindú escrito en 1908, en respuesta a los nacionalistas indios que apoyaban la violencia. Gandhi permaneció en contacto con Tolstoi hasta la muerte de éste en 1910. La carta de Tolstoi se basa en la filosofía hindú de las Vedas y las enseñanzas de Krishna en relación con el creciente nacionalismo indio. Gandhi también se inspiró en el escritor americano Henry David Thoreau que escribió el famoso ensayo La desobediencia civil.

Su oposición a la violencia llegó a extremos cuando en 1940 después de la invasión de los Nazis de las Islas del Canal de la Mancha, mandó un mensaje al pueblo británico indicando: “Dejen las armas, por cuanto éstas no van a servir para salvarles a ustedes ni a la humanidad. Deben de invitar a Hitler y Mussolini a que tomen todo lo que quieran de sus países. Si quieren ocupar sus casas, vayánse de ellas. Si no les permiten salir sacrifíquense a ellos, pero siempre rehúsen rendirles obediencia”.

Una prueba de la lucha de Gandhi y su búsqueda de Dios está en sus últimas palabras antes de morir exclamó:Oh, Rama (Oh, Dios). Esto se interpreta como un signo de su espiritualidad, así como su idealismo en la búsqueda de la paz en su país. Estas palabras están escritas en su monumento en Nueva Delhi.

Gandhi nunca llegó a recibir el premio Nobel de la Paz, aunque fue nominado cinco veces entre 1937 y 1948. Décadas después, sin embargo, el Comité que administra el premio Nobel declararon la injusticia de tal omisión, que atribuyeron a los sentimientos nacionalistas divididos que negaron tal premio a Cuando al Gandhi. Dalai Lama le fue otorgado dicho premio en 1989, el presidente del comité declaró que en parte este premio se otorgaba en tributo a Mahatma Gandhi.

El Gobierno de la India otorga un premio al que denominan el Premio de la Paz de Mahatma Gandhi. Nelson Mandela, el dirigente sudáfricano, es uno de los que recibió dicho premio.En 1982 el director, Richard Attenborough, lleva su vida al cine en la película Gandhi 30 de enero se celebra el Día de la Paz en recuerdo de este hombre.

Fuente: Wikipedia