Κυριακή 19 Σεπτεμβρίου 2010

REPORTE DE LECTURA SOBRE LOS TEXTOS DE DUBATTI



El teatro puede ser abordado desde distintas ópticas, una de esas tantas formas, es aquella que lo entiende como fenómeno, como producto social y dentro de la sociedad misma, como hecho humano. Se le puede mirar de igual modo a partir de procesos, periodos, pero sobre todo desde maneras o poéticas, generales y especificas. Desde tal panorama histórico, poético y fenoménico el teatro nos muestra la vida, la vida del hombre: de sus conflictos, es decir, del drama: acción, del juego entre lo protagónico con lo antagónico. El teatro es vida, desde que se lleva a escena el escrito, el drama, la acción misma, desde que su material de trabajo en esencia son las situaciones humanas, el fenómeno del hombre, el teatro es vida. Lo anterior se entiende desde la representación y además como forma, modo de llevar a cabo una actividad en específico, es decir desde lo general hasta lo particular. De tal modo que lo escénico puede ser abordado desde planos diversos: dependiendo del contexto y el momento en cuestión. Esencialmente el arte va ligado al proceso histórico de las culturas, si se toma en cuenta que el arte es un bien cultural, y que el proceso histórico puede de igual manera ser entendido desde un plano historicista o meramente nominal, el arte es un hecho humano, palpable y claramente distinguible en sí mismo, en sus precedentes y sus efectos. En el caso del teatro eso es claro, desde su concepción teórica hasta su praxis neta, real.
Desde las nociones aristotélicas la teoría dramática tuvo una gestación canónica, como buena tradición y funcionalidad de la ciencia occidental, el carácter sistemático presente en Aristóteles, proyecta la cúspide de un gran corpus que recorrió varios siglos, y justo después de la edad media el teatro adquirió una nueva forma de interpretación, literal y figuradamente. Una vez que se modifican las ideas surge el hecho, pues desde una base estable se generan cambios más precisos, exactos. De tal manera que el proceso de modificación de la concepción acerca de la elaboración del drama, tuvo modificaciones dependiendo de los momentos y circunstancias que acaecieron en Europa. Si bien ya los latinos, habían puesto de su cosecha no fue sino hasta el siglo de oro español cuando se comenzó a romper el canon aristotélico en cuanto a la concepción y diseño de lo teatral, de la representación. Desde ese gran paso del teatro europeo que se generó desde los cambios del renacimiento, hasta el romanticismo y el paso de los grandes movimientos ideológicos europeos al contiene americano, se detecta un teatro más de identidad, un discurso teatral que busca mostrar la verdad.
Así el teatro como disciplina artística es en esencia multidisciplinaria y comparte con esas diversas disciplinas sendas funciones, y es que ya sea que intente educar, entretener o informar, el arte, el teatro, comunica y vincula al ser humano. Para Dubatti el teatro hace que el hombre estreche lazos unitarios. El arte teatral es ya en su conjunto, un modo de resistencia y un vehiculo para la inteligencia, para poner en práctica aquello que nos hace hombres. Si bien para los neokantianos, movimiento importante para la cultura occidental de mediados del siglo pasado, el hombre es en esencial no ya una animal social o político, sino simbólico, en los símbolos, lenguaje del inconciente, y alimento para el arte, está el otro paso de esa relación del mundo onírico y creativo del hombre con las estructuras, lógicas formales y discursivas que dan vida y sustentan la gran dinámica que construye a la sociedad de occidente. Y es que el arte es un factor para estimular la imaginación y la inteligencia, se nutre de los símbolos y a ellos regresa.
Así, Con sus edificios de funcionamiento, construidos en menos de un siglo, la era de la comunicación global hace todo inmediato, y evita pensar, evita reflexionar, por lo menos a la mayoría de los individuos. Con ello la idea de la aldea global de Marshall Mcluhan cobra importancia relevante hoy día. Precisamente Mcluhan distinguía entre medios fríos y calientes, cada uno de estos hacia menos o más partícipe del contenido al espectador. Esa cuestión epistemológica y cognitiva es sumamente importante, porque el teatro tiene mucho de interacción con el espectador, crea una relación directa de algún modo con tal espectador, en el acto de la contemplación escénica. Con lo anterior se expone que el arte teatral desde todas las áreas que lo conforman, tiene una tarea y función elemental , desde sus orígenes, o sea desde que existen el hombre, una tarea que conjuga algunos factores imprescindibles en el hombre, y que responder a : expresar, relacionar en sociedad, crear un vinculo comunitaria, evocar, plantear, mostrar en narración y en metáfora a la vida, pero sobre todo ser espejo de la vida misma, y un modo de transformación de la realidad y del ser humano.


Roberto Fernando Tarratz Rodríguez

IDEAS ACERCA DEL ARTE TOTAL PRESENTE EN WAGNER



El arte total, su concepción, posibilidad y realidad forman parte de una dinámica, y de una empresa que de igual modo engloba diversos intereses y funciones, por lo menos tal conjunto de puntos desde la perspectiva wagneriana. Como todo momento artístico, centrífuga y centripedamente, sus lineamientos, los de la obra wagneriana, estuvieron supeditados en gran medida a un momento histórico a ciertas necesidades y circunstancias de su tiempo, y de un lugar en específico: Alemania. Y es que la misma historia, nos ha mostrado como las aspiraciones de los individuos, en este caso de los artistas, juegan, luchan o van acorde a los movimientos de su tiempo, resultado de que el arte se muestre como una dialéctica entre los movimientos internos y externos, los del individuo y los de la sociedad. El arte es de primera instancia un hecho humano, por ende social, independientemente de los resultados o intenciones que se le puedan proyectar posteriormente, de antemano, como fenómeno el arte es un hecho social preponderantemente. Con tales esbozos que sirven para contextualizar la creación de Wagner, su carácter y sentido, puede uno, adentrase más expresamente al marco histórico del sitio donde se proyectó la obra del insigne alemán de primera instancia. Entonces hay que considerar aunque sea a la brevedad la situación de Alemania en los tiempos de Wagner. El país teutón tuvo grandes movimientos en los últimos quinientos años; desde la separación de la iglesia romana, creando el protestantismo, hasta muchos otros, conglomerándolos, en grandes momentos como: la ilustración, el romanticismo, y el nacionalismo alemán; creando así la idea y la realidad de un sólo estado, la unificación de Alemania y con ello el espíritu de todo un pueblo. Si bien no todos los movimientos mencionados tuvieron origen en Alemania, si se puede tomar en cuenta que casi toda Europa participó de esos movimientos, y de sus consecuencias. Alemania es la cuna del filosofofar académico y del idealismo moderno. No sólo eso, sino que también lo es también de algunos teóricos de orden expresamente social, que decir de Marx y de la antitesis del pensamiento hegeliano. Todo ese contexto enmarca por mucho la caracterología del alemán: una cierta exaltación del espíritu por sobre las cosas del mundo con una fuerte carga de compresión racional. Lo dicho anteriormente muy a grosso modo. Así, Alemania es un punto medular para el pensamiento de occidente y su dinámica en los últimos doscientos años, por lo menos para el continente europeo, directa e indirectamente. Tal marco histórico señala un contexto para la comprensión precisa del la obra wagneriana, desde un pasado plagado de mitos, de culturas antiguas, un presente que en su tiempo significo un replantearse cuestiones cimentadas, y un futuro que en ese tiempo se miraba como un cambio y andar desde el hombre y para el hombre, en el caso de Wagner desde y para el arte, con el poder del hecho artístico.
Se sabe, que el gran planeamiento alemán fue el redescubrimiento de los griegos, de la cultura dorada de la Grecia antigua, sus artes y filosofía. Y se habla de re-descubrimiento, porque ya los renacentistas en Florencia, habían rescatado del desinterés medieval muchas y sendas obras de origen griego y de saber invaluable para el conocimiento humano. En el caso de Wagner su atención estuvo marcada en gran medida por buscar la unificación de disciplinas artísticas para encarnar ese tipo de representación de estilo griego que tenia un vínculo estrecho con la sociedad toda, era un arte del deleite y de utilidad social, unificaba al pueblo, y elevaba al espíritu, tenia un sentido estético y moral, unitario y multidisciplinario. La genialidad de Wagner era tanto teórica como practica: de idear y de obrar. Pero es que el pensamiento wagneriano se encontraba unido estrechamente con la filosofía de su tiempo, y eso literalmente hablando. Así, se puede decir que la amistad que mantuvo con Nietzsche marcó su obra, la llenó de un acentuado vitalismo y de una exaltación por la cultura occidental, de un replantemanito de lo Dionisiaco por sobre lo Apolíneo. La idea de mover el espíritu, mediante la música, proviene de un referente filosófico cercano a Wargner, del mismo mentor de Nietzsche: de Schopenhauer, quien exponía que la música era el arte más puro y más cercano a la verdad, lo era porque la música, el sonido, se acercaba más a la voluntad, a esa fuerza irracional, que según Schopenhauer fungía como la esencia del mundo. El arte era entonces una manera simultánea a la renuncia, para llegar a la esencia de la realidad, es decir, vencer lo fenoménico.
De tal forma que se le conoce a Wagner más como compositor que como cualquier otra cosa. Se puede decir, siguiendo lo anterior, que la visión de este genio alemán era la de un ingeniero de la escena, pero tal vez el arte era un pretexto para hacer llegar al espectador un contenido de un orden superior al mero espectáculo. Parece que para Wagner, en efecto, el arte era medio y fin en sí mismo: arte total, como suma de distintas técnicas y disciplinas, y un medio de transformación en el hombre; en el que contempla la representación, porque al igual que en los griegos, el arte se concebía como medio de provocación, porque se le quiera o no, el arte siempre va a tocar de algún modo tanto a la pasión como a la razón, porque el arte es expresión de la naturaleza humana y esa naturaleza es unitaria, y tendiente a la expresividad y a la recepción de la interacción con las cosas del mundo. Wagner vio que las disciplinas, en conjunto eran más útiles para dar vida a un mecanismo, a un vehiculo, de transformación de trasmisión de ideas y emociones que llegaban al espectador, a los hombres. Significa un partir de lo propio del hombre, para llegar a tocar las fibras igualmente naturales del ser humano en pro de la actualización de potencialidades, de la expresividad, de la realización humana, que significa la obra de carácter artístico de su creación, ejecución y contemplación.





Roberto Fernando Tarratz Rodríguez