Πέμπτη 22 Σεπτεμβρίου 2011

HABLANDO DE STANISLAVSKI, SU INTERPRETACIÓN EN EL CONTEXTO LATINOAMERICANO, Y DESDE EL ENTENDER PERSONAL


Acerca de Raúl Serrano y las nuevas tesis sobre Stanislavski








El teatro y la vida



Se dice en grandes y especializados sectores, la generalización de la particularidad, que el arte del actor es cuasi mágico; mítico, una proyección del alma, para y por, lo humano: así, rozando ya lo divino. Pero tal arte espontáneo y luminoso no surge sólo por una inspiración o una revelación ancestral o milenaria, o como se le quiera llamar a esa fuerza prístina, por lo menos no las más de las veces; sino que surge a raíz de trabajo constante y comprometido, y lejos de tocar lugares comunes la enunciación anterior obedece a razones y principios, procesos elementales donde la razón del artista se une a sus propios anhelos creativos y como aquel mito de la Atlántida: y esos hombres provistos de un saber integral y holístico conjugan su saber en binomio ya sencillo entre material inconsciente y fuerza motora en el presente, encauzada desde la conciencia y la razón, se da la unión de Apolo con Dionisio. Ocurre que el entrenamiento actoral, ya sea que se supedite de forma preponderante a rigores físicos o emocionales, parece que debe ser en un principio guiado por un sistema que de forma y fondo. Pues ¿Cómo se pueden conseguir metas si no se fijan con antelación sititos a los cuales llegar o en su defecto, principios, o por lo menos ya el esbozo de los caminos a efectuarse…? Cierto es que le sendero de la contemporaneidad marca y de buena gana, afortunadamente, la formula muy efectiva de la exploración personal, la investigación individual que conduzca a encontrar desde uno mismo la solución, la creatividad artística, o sea, en el mundo del arte y en la vida humana, que quizá y no sean cosas distintas. Desde tal óptica la elaboración artística es ahora, o se da, como en su tiempo enunciaba Antonin Artaud: “no más obras maestras”, es decir, partir o construir una búsqueda desde o lo individual, pero siempre y cuando se conozcan los ecos del pasado, se escuchen la voces de los poetas que en el tiempo han dejado sus voces expresivas y de conocimiento, ya que todas dicen algo. Así, las voces del presente son esos cantos que nacen desde el interior y que se unen a las melodías del los lenguajes y códigos del saber humano en la significación a consenso del mundo. Para negar algo hay que conocerlo. Y como el Hermes, heraldo de los dioses griegos: el intérprete. Se dice desde lo que se ha dicho con antelación, ese es el juego del mundo; su dialéctica, por ello la ya conocida tripartita formula entre tesis, antitesis y síntesis dan como resultado nuevas formas de abordar las problemáticas que se presentan a la conciencia, y con ello desvelar sus esencias.


El arte del actor es arte temporal, es un flujo de instantes interrelacionados que se conjuntan y se asimilan desde la conciencia, en la efemeridad del instante. Así, se puede ver que cada cosa que hagamos está circunscrita de forma natural a pequeños objetivos concientes o inconcientes, lo que deriva en un gran objetivo, el cual, forma parte de ese algo más. La vida es un movimiento natural donde la dualidad nacimiento-muerte se da de forma irrevocable, y esto se muestra en todo, evidentemente también en el arte. Renacer en todo, sobre cualquier aspecto, más en la conciencia, continuamente, un “aquí y ahora”. La antigua sabiduría egipcia recalcaba sin titubeos que todo es mental. Poco importa el factor exterior, lo importante es la visualización. Sí, la vida se ve desde una significación personal. La reflexión sobre el arte, es muy personal, porque desde allí parten los supuestos y los axiomas, que definen el carácter de la estética y las convenciones, los consensos, es una suma de individualidades. El teatro es manifestación de la idea, es realización y complementariedad, además de tener una fuerte carga totalizante. El teatro es una muerte que nos lleva a un renacer. La analogía de la vida con el teatro esta presenta de una u otra forma en la visión de Stanislaski, al plantear la acción dentro del drama desde aquella bifrontalidad en el actor.




Esbozo del teatro en la contemporaneidad



Lo cierto es que el hombre es un mar de potencialidades esperando ser puestas en práctica, eso es una de las cosas que más apasiona del desarrollo teatral a nivel individual. El hombre ciertamente es creador: un ser que da. Aunado a esto el arte es práctica expresa de esa idea. El teatro por su sentido multidisciplinarlo es muy interesante y pedagógico, lúdico, curativo, humaniza y funge igualmente como un vehiculo maravilloso para la trasmisión de ideas, para la comprensión del mundo, y para mostrar significados, sistemas de simbolización y formas culturales, que van desde lo primario hasta llegar a elevar al hombre a un entendimiento tal de sí mismo, que éste, modifique su vida o bien que trasforme su carácter y se encuentre también mediante ese ejercicio trascendental: a sí mismo, como un ser de posibilidad, volitivo y preparado para vivir con una conciencia ligada a la acción, al actuar consciente. Por ello, el estudio del teatro lleva a experimentar varias cosas; desde lo conceptual hasta lo meramente vivencial, pasar de un enriquecimiento cultural, hasta una sensibilización y una modificación de un andar por el mundo. Ahora bien, lo que enriquece en demasía es esa relación con el otro, con el ser humando que brinda la otredad, aquella categoría que se da expresamente en el teatro, esta socialización a nivel bien humana y sincera, es por ende un hecho social neto. Las formas de representación que son naturales en el hombre. El teatro puede ser entendido a ciencia cierta como un acto ritual, como algo sacro, un encuentro cósmico, un modo de mover la energía y crear un momento, un instante de magia como bien dicen los autores reconocidos en esta área, parafraseando varias ideas: hacer visible lo invisible en un momento presente y en un espacio vacío, desde toda nuestra concentración y con un movimiento orgánico desde el interior, hasta la expresión del cuerpo, con todas las dinámicas que se presentan en cada cultura, un equilibrio natural, una lucha de dualidades, un punto estático, un impacto de golpe, una respuesta, y una generación de estímulo respectivamente, todo esto y además un sentir interno, una remembranza, haciéndola real y representando un hecho determinado. Así el teatro es muerte y vida, pero ante todo es una necesidad humana, es un goce, un compromiso, una complementariedad y una forma de vida.


Las corrientes contemporáneas de la teoría actoral esta ligadas ya de forma muy expresa a las ideas de Oriente, tendencias características del pensamiento oriental, a varias de sus concepciones filosóficas y artísticas, gnoseológicas, ontológicas, pedagógicas.[1] Gracias a varios teóricos del teatro contemporáneo, en al ámbito de la investigación del arte escénico la unión del pensamiento oriental con el occidental perece hacerse más clara, que con respecto a otras áreas del saber, o con referencia a varias ciencias sociales.[2] Desde los trabajos de Vsévolod Meyerhold (1874-1940), Antonin Artaud ( 1896-1948), Peter Brook ( 1925), Jerzy Grotowski ( 1933-1999), Eugenio Barba (1936), y el propio Yoshi Oída, de origen oriental, la exploración en el ámbito escénico va en busca de aquello que necesita sin importar de qué lado del orbe encuentre su resultado. De allí que se de la noción común entre dividir al actor de forma y al vivencial, es decir, la construcción de interna de las emociones, o partir del trabajo meramente físico sin emoción alguna. Lo cierto es que no hay una de ellas que no tenga un poco de la otra, porque el actor es humano, y en tanto que el humano es lo que es gracias a la su naturaleza, no puede escindir totalmente las dos facetas que constituyen su ser. Ahora bien casi todo ello esta dirigido a un mismo punto: la organicidad, un actor conectado consigo mismo en “aquí y el ahora”.




Un acercamiento a Stanislavski



Ahora bien Constantin Stanislavski fue el precursor, uno de los precursores que desde el siglo pasado se adentro hacia la elaboración sistemática de un método para la creación actoral, para el actor, un entrenamiento desde la construcción, desde la interioridad, una construcción, una estructuración del arte actoral. El arte del actor es un compromiso de autoconocimiento e implica acto de honestidad. Stanislavski clasificó distintos tipos de actores dependiendo su compromiso y entrega con el trabajo de la representación. Pero actuar implica, como su nombre lo indica hacer, desde la misma tarea escénica, actuar es estar y realizar. Así las acciones son un elemento medular en la escena, sin acciones prácticamente no habría drama. Para el teórico ruso concentración, la atención es algo de lo más importante, y de tal forma focalizar la tensión y la distensión en el cuerpo. La concientización sobre el cuerpo, y su sentido en la escena. En ese ir y venir. En ese estira y afloja radica parte importante del desarrolló de la escena y la construcción de los personajes dispuestos a ser traídos a la vida por el cuerpo, la mente, la voz, y la voluntad del actor, del creador escénico. De esta forma, se debe plantear, dividir decía Stanislavski en unidades el sentido general de la obra, y de tal se seguirá localizar el súper objetivo del personaje y del texto. En cuanto a la fe y sentido de verdad son elementos igualmente esenciales para Stanislavski. La memoria emotiva es el eje rector en este sistema para la representación escénica. El arte teatral, el arte del actor se gesta desde una comunión. Es ya un proceso de adaptación. Existen fuerzas opuestas, internas y motrices, durante esa línea ininterrumpida. Se da entonces el estado interno de la creación, buscando, la meta fija en el súper objetivo. Y el arte desde lo psicológico. Es entonces ese llamado umbral del subconsciente, uno que parte de la práctica constante para en ciertos momentos crear la mística y la magia de la representación. Claro que lo anterior es visto muy pero muy a grosso modo, sólo como un ligero esbozo del gran planteamiento del maestro de origen ruso.




Raúl serrano y las nuevas tesis sobre Stanislavski



Raúl serrano importante director e investigador teatral argentino expone acerca de Stanislavski una forma diversa de abordar el método para el entrenamiento actoral diseñado por éste último. Serrano busca mediante la visión de un segundo Stanislavski, es decir, no ya en la teoría de “la memoria emotiva” sino en las “acciones físicas” la organicidad ideal en el actor. Para Serrano en el arte de la representación, en el teatro mismo, de algún modo existen puestas en escena dignas de asombro, vistas ya en su totalidad, el conjunto de sus elementos, pero que carecen de sustancia actoral; una que tenga una cierta fe y verdad dramáticas. Buscar entonces una real acción dramática: relación dinámica entre el cuerpo de los actores, de esa organicidad tan necesaria en el arte teatral, es un punto al cual se puede aspirar, menciona Serrano. Y es que la interacción en el teatro es crucial, la escucha es imprescindible, el teatro es grupal, y desde ese momento de socialización debe existir un juego en equipo; desde la disposición del actor. Así para Serrano el arte de actuar consiste en vincular el mundo interno y los factores del exterior. Desde tal óptica la idea consiste en estructurar: crear un mundo y entender su sentido al momento de ser escenificado. Se busca entones una compresión sobre aquello que se le podría llamar como relaciones, unas necesarias. Y así estructurar el trabajo, desde una verdad, desde un todo, una organicidad y una lógica escénica, eso desde el presente punto de vista. Improvisar, explorar siempre en la acción, no sólo la palabra sino, en la acción, que es la esencia del teatro mismo, la vida: el dinamismo, es parte de la idea que propone el teórico argentino. Se trata de conjugar la vivencia del actor con la construcción propia y la pautas del texto para que así la creación provenga desde del ensayo desde el trabajo asiduo, desde el movimiento y de allí esa parte inconsciente ira surgiendo de manera natural. Poner atención a las acciones físicas para configurar la representación es un punto igualmente esencial. De tal forma que mediante un exploración que busca un rigor científico Serrano interpreta a Stanislavski, buscando así un método, un guía para mostrar herramientas que hagan al actor encontrar una forma de interpretación digna de ser considerada artística, o sea, producto de estudio, dedicación, técnica y esa mágica que surge cuando todo lo demás se encuentra presente.




A modo de conclusión



Interpretar, tanto en sentido literal y figurado, es parte de la vida misma. Cierto que la mejor analogía, una de las mejores analogías, es la ya existente de forma inmemorial; la del teatro y la vida, mostrar su estrecha relación, un espejo donde el alma se desvela y muestra la naturaleza: el hombre desnudo tal cual es, sin construcciones contingentes. En esa mezcla de efemeridad y esencialidad que es el drama, y en general las disciplinas artísticas son, resultan ser, panacea para los males humanos, pues, ¿qué otra cosa puede aliviar el afán de, el llamado interno del hombre sino su creatividad? La más natural y espontánea forma de aspiración a la trasformación, alimento para la cosas del mundo, para el estar por y en el mundo. Así, con esa visión del arte como una disciplina que puede estudiarse con rigor científico, con “seriedad académica” Serrano dirige en función de un entender óptimo, esa voz del pasado que significa la figura de Stanislavski y se genera entonces un estudio que nace para representar de forma orgánica, para buscar lo que el mismo Stanislavski llamó en alguna ocasión; localizar, ya, ese momento donde la actuación es un arte.






Referencias bibliográficas




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Roberto Fernando Tarratz Rodríguez























Musica y Pedagogía: Estructura Musical

Musica y Pedagogía: Estructura Musical

Κυριακή 18 Σεπτεμβρίου 2011

“EL CARÁCTER, Y LA VOZ DE LA JUVENTUD”

“EL CARÁCTER, Y LA VOZ DE LA JUVENTUD”

“El fomento del pensamiento reflexivo, su aplicación en acciones virtuosas, una actitud humanista para orientar las ciencias y más filosofía para dirigir la vida, eso es entonces: esencialmente de lo que hablamos”.



“El verso ha de ser como una espada reluciente, que deja a los espectadores la memoria de un guerrero que va camino al cielo, y al envainarla en el sol, se rompe en alas”.
José Martí


INTRODUCCIÓN.

· "El libro es fuerza, es valor, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor". Las palabras de Rubén Darío, artífice del modernismo y con ello, también participe de la construcción de la identidad Latinoamérica a nivel cultural, al igual que José Martí, dos precursores del sonido proveniente del romanticismo alemán, sirve esencialmente para comprendernos hoy en día como sociedad, pues así desde lo general entendemos lo particular, desde una óptica de fomento en el campo axiológico del ser humano, desde los valores tano a nivel teórico como en un aspecto práctico, entendemos el lógico orden de las cosas, o sea, que todo nace de desde el estudio y la reflexión asidua. Se trata, pues, del conocimiento, sí, pero más allá de ello: del pensamiento reflexivo, de fomentar su aplicación, una actitud humanista para orientar las ciencias y más filosofía para dirigir la vida es entonces esencialmente de lo que hablamos. Del estudio de uno mismo; de verse a uno mismo, para así mirar al otro como un elemto imprescindible dentro de las dinámicas de que nos presenta la vida, se habla entonces de cooperación y no de competencias.


ENLACE.

· ¿De qué forma, nos veríamos a nosotros mismos como mexicanos, sin comprendernos primero siendo integrantes de una identidad que comparte, para empezar; una misma lengua? Pero con más con exactitud seria comparar, a ciencia cierta, la naturaleza de lo que implica, asumirse como ciudadano libre y con la capacidad de aportar como actor social, desde la palabra hasta los actos cargados, la más precisa y eficaz virtud o por lo menos buscándola, desde el estudio asiduo, la práctica y técnica constante, de lo que verdaderamente significa ser un ciudadano con carácter de actor social, en busca del fomento a la identidad desde la investigación en un plano netamente cultural, es decir, el fomento por los valores más esenciales del ser humano. Así, el carácter, y la voz de la juventud, deben de nacer, atendiendo al sano juicio, desde el estudio constante de uno mismo, desde el fuego interior que motiva el empleo de las herramientas más esenciales en los seres humanos: la contemplación, la reflexión, el discernimiento, los elementos más esenciales de la filosofía. Y desde tal premisa, emprender vuelo hacia las distancias más precisas, es decir, encaminarnos conscientemente desde: la voluntad, hacia el real y verdadero desarrollo del asombro potencial del saber humano. Es preciso entonces, centrar, pues, la atención, en la educación continua, en el mejoramiento de las facultades propias del hombre. Tales puntos, atraen, de antemano la atención de la juventud en nuestros días, la observación, comprueba ese dato, y es que, esa no sólo es una idea, sino un hecho, y más todavía una posible realidad en perfeccionamiento: la de un mañana donde se encuentre manifiesto, un lugar anhelado, es decir, un sitio donde se viva en armonía, desde la sonoridad más esencial de la voz, humana: es el canto del espíritu, la visión universal por el desarrollo de las ciencias humanas, de todo lo que comprende la esfera de la virtudes y el carácter humano, ciudadano, como participe de una sociedad armoniosa.


DESARROLLO.

1. El Ethos es un término de origen griego que en su acepción aristotélica significa carácter. Así, tal noción de una construcción del alma humana, del cultivo del hombre, desde la adquisición de una segunda naturaleza guiada por un conjunto de tendencias y respuestas ante las circunstancias del mundo se traduce en un proceder expresamente ético. El Ethos se expresa tanto en el arte como en la vida misma. Y es que la ilustración como movimiento cultural generó una revolución en todos los ámbitos sociales del continente europeo. La citada idea de Kant acerca de que: “la ilustración es el paso a la edad adulta en la historia de la humanidad”, representa un anhelo, y una idea de proceso, la historia de una narrativa que pretendía templar de una forma específica el alma, modelar la vida human

2. Así, la influencia del romanticismo y sus postulados permearon en los pensadores más renombrados del nuevo continente generando después movimientos propios, como el modernismo, que en sí mismo es un movimiento cultural propiamente latinoamericano, encontrando en Rubén Darío y José Martí a sus más destacados partícipes. Precisamente en la obra literaria de estos últimos se ven los ecos del romanticismo como notables contenidos axiológicos que encuadran, la postura y visiones propias del quehacer artístico, ideales y necesidades de los países latinoamericanos. El romanticismo en Latinoamérica se comprende más a profundidad desde la perspectiva del desarrollo del pensamiento en el continente. La creación de una postura filosófica en América latina colmó de disputas, acerca de la distinción entre lo propio del pensamiento europeo y el americano, el latinoamericano. La búsqueda de la identidad es tópico común y esencial en los pensadores del también llamado nuevo continente, que en el caso especifico de José Martí, se representan tanto en su obra literaria como en su vida. El sentir de una época en una región determinada, y las huellas de un movimiento cultural todavía en configuración, a saber, la filosofía latinoamericana, el carácter ideal y propio del latinoamericano. Un deber, pero primordialmente más allá de todo romanticismo, la idea de unidad entre los hombres.

3. Bien lo acotó, Martí, “patria es humanidad” y desde esa premisa se mueve el drama de la vida desde el entender particular del también llamado “apóstol” cubano. Pues, se da de tal forma una contracción de saberes, donde que se conjugan las funciones, las proyecciones necesarias de la internacionalización de la idea de patria, o mejor dicho, la visión, las características netas de un pensamiento universal. Así, en su texto dramático Abdala Martí aborda la figura del caudillo, del héroe que esta dispuesto a dar su vida por la patria. Martí escribió ese texto en sus años de juventud, y curiosamente desde temprana edad, el cubano refleja en tal escrito rasgos de su propio carácter, un heroísmo divinizado, una impulso cuasi natural de elevar el espíritu de su pueblo, de la patria, de la humanidad. Como expresa el propio Martí, en un fragmento de su poema dramático Abdala. Los anteriores, son escritos que recorrieron varias áreas, pero que estaban caracterizados por un eje rector: el de nutrir a los hijos de América para el mañana, no para cualquier mañana, sino para un futuro de conciencia continental dirigido hacia la igualdad del hombre y el ejercicio sano y pleno de su libertad innata y de sus derechos igualmente naturales. El interés por liberar a su país sino por trabajar para la formación de hombres que contribuyeran en cierta medida en gestar una nueva conciencia y actuar dentro de América latina. Dado el carácter de su obra, en la actualidad se considera a Martí como el impulsor de un nuevo filosofar latinoamericano, el precursor de un cierto reflexionar contemporáneo, y como el iniciador del modernismo.

4. El propio Rubén Darío, figura prominente del mencionado movimiento, alabó la obra del escritor cubano y a la vez le reprochó el que no hubiese dedicado más tiempo a escribir, a extender su obra poética. De esta forma el propio modernismo navega por las vías que emprendió Martí, a rastrear lo propio en el latinoamericano, aquello que nos diferenciaba del europeo y de los anglosajones de América. El pensamiento del prócer cubano en este aspecto es un reflexionar por las cosas que son parte de la vida concreta de los hombres del continente, de los hombres de Latinoamérica, las que rodean su vida y las que configuran su caracterología.

5. Actitud hacia la vida, un constante buscador de conocimiento, de saber, de luz que alumbrara los caminos de los hombres cegados por la ignorancia consciente e inconciente, voluntaria e involuntaria. En la actualidad la ideas de Martí resultan primordiales para comprendernos como seres dotados de la capacidad de realizar grandes empresas, acciones que exalten al hombre y también para estrechar lazos a nivel universal, de concordia, para entendernos como hermanos dentro de la vida, en el cosmos, para generar desde cada uno de nosotros un firme sentimiento de unidad a nivel universal. Es entonces ese ethos dorado de la juventud. Acciones virtuosas desde una juventud constantemente reflexiva en el México actual. Un proceso elemental. México y su desarrollo dentro del panorama contemporáneo desde el fomento, reflexión y vivencia de una cultura axiológica proyectada conscientemente. La interacción que se da en los jóvenes quienes como actores sociales y culturales, generamos formas nuevas y sendas para: promover, descubrir, re-valorar o proyectar, los bienes culturales, tanto inmateriales como materiales que configuran nuestra identidad a nivel humano, nacional e internacional y las instancias que favorecen e invitan a desplegar tales acciones de una forma óptima y eficaz

6. La razón, bien encauzada, llega a vislumbrar momentos de concordia entres los ser vivos del planeta. Con tal planteamiento, tomamos ahora lo más cercano, y con la noción de la libertad creativa, que nos es innata, podemos pues, los jóvenes diseñar y proyectar un futuro próximo, donde la cultura este verdaderamente presente en la acciones de cada uno de los que confórmanos la sociedad, es decir, desde lo valores encarnados, manifestados. Pues si la totelancia existe en tanto que hay individuos que toleran, así, mientras representemos en la realidad los valores, así, pues la cultura, y la identidad de la región, que es lo que nos resulta más próximo, de igual modo se construirá un entorno con un contenido axiológico real, verdadero. Es, por tanto, ese conjunto de esfuerzos y de realidades, lo que muestra como desde nosotros mismos damos vida en la realidad sensible, la conjunción de la voluntad y el don de ánimo, que construyen con ello una nueva visión, desde la actividades y el actuar cotidiano y el de esfuerzo mayor, a un sitio armónico de convivencia social. Y es que, de eso hablamos esencialmente: de la identidad latinoamericana, y nacional, desde la óptica, desde una sincera actitud filosófica, desde el estudio del alma humana misma.

7. Como jóvenes, e integrantes de una sociedad, nos corresponde de forma natural, opinar, reflexionar constantemente, pero de forma elemental, atañe, pues, a la razón el conocimiento justo de la cosas por sus causas, o sea: precisar, enfocar, acordar las ideas, que desde la incesante fuerza motora de la reflexión profunda se manifiestan en la realidad, con acción a favor de la cultura, de los valores, desde lo que no se percibe con los sentidos de forma mediata, hasta aquellos datos que nos producen deleite, en lo sensible. Si hablamos de de lo social y cultural, es mejor pensar desde lo que nos llega de primera fuente. Así, que ya con el dato de la experiencia, nos adentramos a una investigación y un ejercicio donde la razón es elemento imprescindible, para el desarrollo del cualquier temática.

8. Una tarde, contemplación de la naturaleza, y con tal ejercicio imaginativo, la sensación intima del goce elemental de la cosas del mundo, la reflexión, la meditación, las cosas del espíritu, esencias y la necesaria motivación de la proyección, y la construcciones de un panorama donde brille la luz del conocimiento, un lugar, en efecto, donde la voz presta y sonora de nosotros, los jóvenes retumbe, con los ecos provenientes desde la acciones, virtuosas y delineadas con los matices del estudio constante, con la fuerza que proviene de la investigación de una real y verdadera actitud de compromiso y un impulso propositivo ante la vida. Esa es la escena, que expresa, un tono sincero, donde la cultura, entendida como construcción de identidad individual y general guíen, los pasos, de nuestro quehacer en el mundo. Resulta, pues, necesario, actuar ante la vida, es decir, realizar acciones que, de antemano nos conduzcan por el camino del desarrollo a nivel humano, en múltiples aspectos, y desde tal óptica llevar al alma templada, con el saber de los valores vivencial izados, hacia actividades que nos armonicen como individuos integrantes de una sociedad. Desde tal punto, se da entendida como nos es inevitable la unión con las cosas de orden publico, ¿pues que seria del hombre viviendo en soledad? Una pregunta que queda al aire…Pues bien, que el saber filosófico, que la ciencia, nos de la respuesta. Mientras tanto, la reflexión profunda debe centrase pues, en cosas cercanas….Hay que templar el espíritu, elemental virtud. Acción del valor. Proceso del desarrollo individual. Definir lo cultural en el país desde las actividades juveniles. Una cultura de la democracia. Valores desde una cultura cívica, ética de la armonía, la convivencia y la concordia. De tal modo, que una realidad, es la importancia que tiene el hecho, de la participación de nosotros los jóvenes, en los eventos de carácter cultural, que promuevan, difundan, pero esencialmente que estén enfocados a motivar, a estimular la generación de una juventud que investigue. Ahora se proyecta mediante un ejercicio reflexivo y discursivo, una invitación para pensar sobre la creación de un mapa de acciones concreto, realista, sobre determinadas vías por las cuales conducir a México, a través de una comunicación prístina hacia nuevos caminos dentro del proceder cultural nacional, en cooperación. Obviamente, el cambio empieza desde nosotros mismos. Así lo ha sido, es y será, pues, seguimos el camino de la naturaleza de las cosas.

9. De tal forma que la trasformación, nace desde la interiorización, desde un proceso elemental, el cual, se gesta a partir del trabajo continuo, arduo, de auto-conocimiento y solidaridad, desde la manifestación de valores básicos para la convivencia humana, desde el establecimiento de una convivencia sana en lugares de sano esparcimiento y constante fluir. De esa manera se siguen los lugares óptimos para la educación, y la creación de una nueva cultura del discernimiento. Los anteriores son elementos de suma importancia para la nueva generación de actores sociales, culturales, y políticos del país. Lo que se requiere es entonces el fomento en una cultura de la transformación que parta desde la educación de valores básicos y esenciales, a saber: la paz, la cooperación, la responsabilidad, el respeto, la libertad, la tolerancia, el amor y la honestidad. Partimos, pues, de la premisa de que sólo desde una base estable se pueden generar cambios reales, sólidos, lúcidos, viables en tiempo y espacio, en mejora constante, real y transcendente. Plantear los senderos que debe tomar un país es complejo, y si comprendemos ese fenómeno a primera instancia, resulta una aventura tal, que parece un tema tan extenso e imposible de resolver en unos cuantos apartados. Por esa razón hay que tratar de localizar los puntos clave que conduzcan a las esencias de la problemática que se ha tomado a consideración: la que se encamina en tratar de resolver el sentido de México como un país que pretende proyectarse en el mundo mediante un desarrollo mayor al que ha tenido hasta la fecha; un proceso de mejoramiento que engloba distintos sectores dentro de su estructura económica, social y esencialmente humana, pues desde los hombres se construyen la sociedades. El proceso de cambio depende tanto de la idealidad como de la realidad, de los hechos y de las vías a seguir. Hay entonces que trazar las metas, ya que los procesos de cambio a conciencia se generan con mayor precisión y durabilidad, permanencia. La identidad juega un papel fundamental en la transformación de México, la individual y colectiva, y ante todo el cambio de actitud y visión que los propios habitantes del país tienen de su día a día. Así, la significación del pasado, la concientización del presente y las metas a conseguir deben conjugarse para más que generar comparaciones con otros países, buscar la manera por la cual, mediante la transformación, llevar a un plano trascendente lo propio, o sea, que de manera natural se puedan producir procesos, ya que se buscan cambios graduales y estables, en coexistencia pacífica con cada una de las partes que comprende tal proceso.

10. Es entonces un cambio genuino en el sector productivo, activo, de la sociedad, desde la comunidad toda. Lo que se requiere es entonces el fomento en una cultura de transformación que parta desde la educación de valores básicos y esenciales: la paz, la cooperación, la responsabilidad, el respeto, la libertad, la tolerancia, el amor y la honestidad. Partimos de la premisa de que sólo desde una base estable se pueden generar cambios reales, sólidos, lúcidos, viables en tiempo y espacio, en mejora constante, real. Se pueden predecir mediante leyes las tendencias, y los comportamientos de orden social e individual, esa es una forma de encauzar el movimiento del país, pero el fomento hacia el contentamiento y desarrollo individual, es la base de la transformación social. Una entidad cultural, es la suma de voluntades proyectadas en expresiones conjuntas. Se requiere que cada sujeto social traslade a su conciencia, lleve a la vivencia y proyecte una escala rica en valores y que por ende ostente un claro auto-conocimiento, para así crear una cultura de la cooperación y solidaridad en pos de un desarrollo que busque impulsar al país como una entidad cultural que desde su esencia se mire en el mundo contemporáneo como plena, sana, vital, productiva, funcional y siempre en desarrollo continuo. Por esa razón lo importante bajo ese aspecto es la dedicación de una educación conciente desde temprana edad, un fomento a los valores, al cultivo de estos, y de la atención por el desarrollo y de antemano captación de esa esfera axiológica de configuración humana, pero primordialmente de su concientización, y particularmente desde la juventud. Con esas bases llevar a nuestro México, desde lo que le es propio hacia la trascendencia.


CONCLUSIÓN.

· Valores que se toman, por su esencialidad en lo práctico: porque en tanto que los valores son objetivos, adquieren manifestación en la vivencia, concientización y captación, desde estos valores básicos, concientizados desde la juventud se puede proyectar una formación sólida en el plano axiológico: pues la tolerancia, por ejemplo, está en tanto que hay individuos que toleran, que la hacen presente. Se toman por su esencialidad en lo práctico: porque en tanto que los valores son objetivos, adquieren manifestación en la vivencia, concientización y captación, desde estos valores básicos, concientizados desde la juventud se puede proyectar una formación sólida en el plano axiológico: pues la tolerancia, por ejemplo, está en tanto que hay individuos que toleran, que la hacen presente. El pleno desarrollo de una región determinada se genera, sino falla el sano juicio, del estudio y la conservación de una cultura como patrimonio, como base referencial, y de esa vía partir hacia el desarrollo, desde, el fomento de una escala de valores en cada individuo de la sociedad, desde cada uno de los mexicanos. México es un país con un cúmulo de potencialidades esperando a ser actualizadas. El cambio propuesto se encuentra en el cultivo y proyección de un estudio profundo en cuanto a los valores que generan modificaciones reales en los hombres y trasformaciones palpables y de progreso en la sociedad, pues si hay conciencia y desarrollo hay por razón natural, progreso. El cambio debe darse en conjunto, con respeto, solidaridad, y trabajo continuo, pero desde la reflexión concienzuda, desde la voluntad y la constancia, de “poco a poco se hace mucho”. Y así construir un equipo de cooperación y estudio, un dinamismo cultural y económico de flujo y retroalimentación que fomente el estudio tanto conceptual y experiencial de los valores.

El amor, madre, a la patria

No es el amor ridículo a la tierra,

Ni a la yerba que pisan nuestras plantas;

Es el odio invencible a quien la oprime,

Es el rencor eterno a quien la ataca;—

Y tal amor despierta en nuestro pecho

El mundo de recuerdos que nos llama

A la vida otra vez, cuando la sangre

Herida brota con angustia el alma;—

La imagen del amor que nos consuela

Y las memorias plácidas que guarda…!

José Martí









ROBERTO FERNANDO TARRATZ RODRIGUEZ

























Παρασκευή 16 Σεπτεμβρίου 2011

LA EXPERIENCIA REFLEXIVA

Exploraciones acerca de una actitud filosófica ante la vida dentro del panorama contemporáneo



“La experiencia no consiste en el número de cosas

que se han visto, sino en el número

de cosas que se han reflexionado".

José María de Pereda.



Nadie puede construirse el puente sobre el cual hayas

de pasar el río de la vida; nadie, a no ser tú”.

Federico Nietzsche



Introducción.


Tomando como premisa la idea certera, difundida, lógica, ampliamente estructurada, pero poco aplicada, de que todo problema es una pregunta racionalmente fundamentada, se entiende en buena medida que el punto de enfoque con antelación asumido o direccionado por un sujeto determinado es medular para comprender de manera diversa y especifica la realidad, es decir, predisposición y reconsideración de las situaciones y de las circunstancias, lo que se traduce en un responder y en un reaccionar de modos específicos en momentos concretos. La historia, en éste caso entendida como conjunto de hechos seleccionados a modo narrativo, tanto personal, la vida de cada individuo, como globalmente, el consenso, muestra con claridad casi dos vías a seguir dentro las formas diversas de comprender y conducirse ante las problemáticas diversas que expone la realidad en cada tiempo y contexto, a saber, la racional y la intuitiva, el canto puro y su sistematización, una lógica espontánea y una formal, lo apolíneo y lo dionisiaco. La exploración personal es camino óptimo para dar solución al cúmulo determinado de cuestionamientos que se presentan de continuo a la mente. El hombre, cuenta con una voz que dice; que confiesa, que expresa, que enuncia sus conflictos y la necesidad de resolverlos, y de igual manera, si entendemos a la vida como un drama, o sea, como acción pura, el hombre, el ser humano, es entonces un ser hecho para la acción, porque parte importante de su esencia es el actuar, en tanto que el ser es, parte de su notas elementales están en el dar de sí. Tal punto se entiende dentro de una exploración que va encaminada a seguir las vías de una expresión reflexiva sobre la experiencia de vida, sobre la auto-afirmación de una conciencia conciente de sí que se manifiesta en el mundo, en la realidad, en lo fenoménico, en la contingencia, en el dinamismo. Se trata de un quehacer filosófico que traslada a lo práctico el pensamiento y la idea de carácter reflexivo, pues la filosofía es en esencia una actitud determinada, y, en efecto, una concepción unitaria del mundo y de la vida, un estado mental cimentado y direccionado a metas y objetivos proyectados premeditadamente. El punto básico es entonces entender la disposición de la mente hacia la compresión de la vida misma, y su sentido: un vínculo entre el pensamiento racional y la sensación: es por ello la experiencia reflexiva el resultado del vivir, pero la concientización de esa misma experiencia es motor de un cambio transformador en la vivencia de carácter racional, aquella que está presente en cada ser humano, en tanto que participa de la humanidad, y un cierto tipo de experiencia que parece prudente y menester ejercitar en la actualidad, por no decir ya de forma perenne. Es inevitable la experiencia reflexiva, pero ejercitarla es ya producto de la intencionalidad humana, la que se aplica desde lo individual. Ese apartado puede entenderse como la interiozación de los contenidos de la experiencia, es decir, la mirada introspectiva.



La inevitable experiencia de la reflexión

Los términos experiencia y reflexión nos remiten de forma casi directa a la filosofía, a las ciencias, pero su sentido más esencial y directo va encaminado inevitablemente a la vida misma, a la esfera de todo su fenómeno. Desde su raíz etimológica el sentido de la palabra reflexión descansa en el verse a uno mismo; del latín reflexio y por su lado la experiencia, experientia, conduce a resultados inevitables del vivir, es decir; el ensayo, el hacer, el dar de sí en la acción. Es evidente, que tales términos se encuentran en varias ciencias, y se han entendido de forma distinta en varias épocas, pero su aplicación concreta, evidentemente radica en la vida misma, y su contacto directo se encamina hacia la filosofía, o por lo menos se dirige hacia una actitud filosófica determinada, por la naturaleza misma de esta última. Así, desde su dirección práctica y objeto de estudio, en Occidente, la filosofía es madre del saber sistemático y de orden racional. Empero, su función primordial siempre ha sido, sino no falla el natural entendimiento, el de la aplicación práctica de principios o formas previamente cotejadas, tanto en los modos de reflexionar orientales como en las formas de pensamiento meramente occidentales, si es que acaso son, en esencia, distintas las antes mencionadas. Las herramientas de la filosofía son la clave para la modificación de las estructuras mentales que desembocan en cambios nítidos en la vida, o en hábitos buenos o malos dependiendo el carácter y el sentido de la acción. En primer término para hablar de experiencia, desde un punto de vista filosófico, es evidentemente remitirnos a la historia de la filosofía; las disquisiciones sobre la epistemología y hasta la metafísica. Pero si se habla de experiencia como tal, tenemos que esgrimir tal apartado entre lo conceptual y lo vivencial, en la definición del término y en la sensación y percepción de ello. O sea, distinguir entre el canto personal y la técnica vocal que encuadra la expresión, por decirlo de algún modo. Así se tiene entonces…Una voz que dice. La palabra, la expresión interna…La mirada introspectiva, es aquel otro elemento imprescindible que conduce al encuentro neto con la reflexión, y es muy diverso en cuanto a su sentido y posibilidad, y esencialmente es en esa particularísima experiencia donde se ubica la forma más personal de abordar la vida y de proporcionarse un mundo a través de un proceso significación. Así, plasmar el punto de la experiencia reflexiva en consonancia con la vivencia cotidiana, es la vieja historia de unir lo que de suyo siempre ha estado en coexistencia pacifica, pero por razones aparentemente insondables se escindió. Porque la experiencia, por su propia naturaleza siempre va dar por implicada una idea y realidad de aspecto personal y subjetivo, pero no como un término peyorativo o en todo caso limitado sino elemental dentro de las vías del conocimiento humano. Así, mirar, ver conscientemente, en tal sentido, la introspección neta, es piedra angular para la vivencia reflexiva intensa, sincera y una narración personal que busque al ser, no sólo siendo, sino que su objetivo radique en ir hacia el ser, lo que es como sustento y no otra cosa distinta a ello, es decir, la experiencia neta y no sólo el concepto, es una meta de la exploración propuesta. De tal manera que la filosofía puede entenderse como actitud hacia la vida, y esa es la expresión que más interesa en la presente narrativa del vivir. Entender, o por los menos plasmar las vías, tan diversas, de las herramientas básicas, que de forma innata ostenta el hombre para conocer el mundo y su propia experiencia de auto-conocimiento, y el carácter que a través de ese ejercicio le imprime al mundo, a la unidad, desde su visión particular. Cierto es que reflexionamos porque nos resulta inevitable, natural, es un hecho muy humano, pero es algo que se tiene que ejercitar concientemente…Una actitud filosófica, es a lo que nos lleva ese ejercitar cociente de la reflexión innata en el ser humano. Asumir una actitud ante la vida es una tarea en sí misma, en cuanto que se le entiende como actividad humana, racional, delimitada y encaminada dentro de un parámetro de sentido y forma, de intencionalidad: vía segura de significación y direccionamiento. El camino del obrar humano se rige en buena parte por factores de decisiones, y si la experiencia misma es elemento imprescindible del desarrollo humano, de la cognición y de las maneras de relacionarnos con el mundo, entonces tales puntos son los que encaminan la transformación de los cristales con los que vemos el mundo que nos proporcionamos y clave de acceso a la realidad en la que habitamos. De tal, se sigue que la voz se dice en el tiempo y el espacio. La voz que dice es al tiempo, en cadencia, y en espacios. Pues la expresión primero da y luego se entiende ante sí, y ante la vida de racionalidades puras y naturales. De tal forma que primero se dice y luego se comprende lo que se dice, o sea: lo natural se sistematiza, porque para apuntadas formulas no hay reparos, si antes se ha sentido y contenido para después de vibrar, calmo ya el pecho, el corazón su ritmo recupere, y con la voz y el cuerpo ya en otro tono no se exaspere la expresión, para así rematar con elocuencia los inevitables pensamientos reflexivos….Esa es la primera mirada al mundo de los hombres en la experiencia del vivir. Una mirada primera, espontánea, lata. Es por ello necesidad imperiosa la sinceridad…La necesidad de estar conciente en el espacio y el tiempo donde se habita. Afirmarse en el “Yo soy”, por ejemplo: sin nacionalidad definida, voz de la esencialidad, y aunque se ha nacido en lugar y ubicación concreta, prescindir de someter la identidad a la contingencia del mundo sensible. Así, siempre que se ha de ver lo que se hizo, esa puerta segura, el vistazo retrospectivo e introspectivo, en mancuerna con la experiencia reflexiva consciente, es ya, pues, segura senda de la vida, una muy segura que encauza las visiones de la voz interior, o por lo menos de las inquietudes inmediatas pero un poco más pensadas que los automatismos cotidianos. Se aprecia asiduamente que aquel que le que habla al mundo dice, unos más otros menos, pero, ¿qué preguntas tiene el hombre de hoy? Tomando a consideración, que es más efectivo el cuestionarse que la afirmación absoluta, ¿cuáles son las voces de su espíritu ansioso de reflexiones? Para el ejercicio reflexivo la pregunta es combustible, para la mirada introspectiva la serenidad continua es un resultado. Esas, algunas, son vías óptimas del desarrollo personal e interior. Y es que, solitario es el sendero de los buscadores, en efecto, pero más solitario, el de aquellos que no buscan dicen esas voces de antaño, de allende, y de la proximidad en el mundo, y también, tal carencia volitiva es vía de penumbra, y el sendero de aquellos que no miran su interior, o que no lanzan su voz que dice, lo que sea, pero algo dice, porque es una voz, humana y viva. Así es como cuentan que dijo una vez, el sabio perenne, que el cielo es clave y el interior humano respuesta, no sé si sea cierto, pero pensándolo con detenimiento resulta ser muy coherente, y elemento que funge a modo de espejo. La vinculación entre lo observado y el observador, el juego más antiguo que se vence y se condensa en cantos profundísimos y sinceros. Por eso se va con frecuencia recorriendo paisajes, con virajes, y en un instante de dicha retornar a la angustia, todo ello si no se tiene una real y efectiva concientización ante lo que se piensa, hace y se dice. Manera tripartita de expresar la vida sensible, racional y espiritual, es decir, humana.

De tal modo que cuando la palabra no alcanza por tantos idiomas hablados, la necesidad de entenderse se traslada al gesto, al movimiento tan diverso y asombroso. Aunque la primera expresión no sea la palabra, la cual no es innata, sino que la forma primigenia de dar al mundo es la presencia de uno mismo, el estar y obviamente el ser. Las líneas que recorren los trazos de la palabra y entonación precisa, de la danza y el movimiento encauzado son puente hacia la acción adecuada en el momento justo. Como la vida que es simplemente presente, neutra y con ella, los astros se dejan ver sin forma de clasificar su verdad, porque el sentido del cosmos se retoma cuando habita el pensamiento del haber, del tener, por ejemplo, la idea de un sol que brilla, y que con la luz y el fuego da calor, vida, y visión de las formas del mundo, y entendimiento en tanto que contribuye a dar substancialidad a los objetos, da conocimiento a los hombres, sino, ¿a quién?, como el mito de Prometeo. Esas mismas fuerzas de fuego continuo son las que arden cuando la nota hace que el ser afine y se movilice al son de la música, la que proviene desde el eco de la vida. Con los estímulos del mundo, el drama; la acción de la realidad, se construye la gran historia de los pequeñas relatos de los personajes del cosmos humano, de la tierra, del tiempo y el espacio en conjunto con el movimiento de las situaciones, y con ello el de los temas de las distintas emociones, la fluctuación humana. Con todo ello, ¡es una belleza el poder contemplar todas las poses del guerrero que se vence y al morir como el fénix, deja de ser para volver a ser sin haber dejado de ser lo que era! Pues jamás perdió su esencia, pero sí se trasformó; el juego del ser y sus accidentes, ese que desemboca en la noción de la unidad y lo múltiple. Esta es una voz que dice… Una que dice en el presente que a través de la mirada, del acto introspectivo, aquel que une el cuerpo a la voz interior se mira claramente cómo el orden da y la respuesta, así, ahora, se diferencia de la reacción. Lo seguro, dice el canto interno, es que, asumir una actitud determinada ante la vida, es ya una forma específica donde se encauza el síntoma y después la respuesta del vivir, y las miradas profundas, y direccionadas hacia la vida, las introspectiva, o sea, la experiencia reflexiva.



Roberto Fernando Tarratz Rodríguez