Σάββατο 21 Φεβρουαρίου 2009

El viaje de Venus y Zaratustra.

A Venus la conocí en un bosque de Europa cuando hacíamos el ritual de Baltane, es una mujer muy extrovertida, brincaba de un lado a otro en el circulo, muy alegre, en esa ocasión ella me presento a Zaratustra, es casi todo lo contrario a ella, un poco introvertido, pero con el paso del tiempo se dejaba llevar y ahora ya es mas confiado.
Hoy me los tope, estaban comprando flores y velas con aroma a sándalo; Me invitaron a una cabaña (de Zaratustra) cerca del bosque donde nos conocimos, accedí a su invitación, pues no me podía perder para nada las plumas, (Zaratustra siempre tiene plumas en esa cabaña).
Es una cabaña bastante linda, la madera de las paredes en combinación con la humedad de la tierra de afuera es exquisita; tienen una chimenea y enfrente de ella hay cojines color rojo con dorado, algunos son negros con costuras plateadas.
Entre al cuarto de Zaratustra y las vi encima de su buró, eran de color verde, un verde que irradiaba frescura y paz.
Detrás mió, entraron Venus y Zaratustra.
-¿Quieres una?- pregunto Venus.
-No, gracias, acabo de recordar que al rato voy a casa de mi madre- respondí con un poco de enojo- no quiero que me vea así por que se sisca mucho.
-OK- Con ese OK tan tranquilo y a la vez tan nervioso, se acerco al buró y tomo una pluma mediana, una de las más bonitas que tenía Zaratustra; La miro con asombro, se veía el brillo en sus ojos, miro a Zaratustra y le pregunto que si se la empujaba, haciendo señas con el dedo que apuntaba a su boca. Zaratustra que se había quedado apoyado en la puerta, asintió con la cabeza y se acerco a ella.
Fue una escena hermosa, Venus se hallaba sentada en el borde de la cama, con la cabeza mirando hacia arriba, su cabello negro caía y se formaban reflejos con los rayos del atardecer que entraban por la ventana, Zaratustra tenia la pluma en su mano, toco el rostro de Venus y ella abrió su boca, enseguida Zaratustra le empujo la pluma dentro de la garganta, poco a poco se iba desvaneciendo el color verde, hasta desaparecer en la garganta de Venus.
Zaratustra tomo una y la empujo con su dedo índice hacia su garganta, la trago y se sentó en el suelo, junto a su stereo, puso música.
Yo estaba emocionada, he probado esas plumas y son riquísimas, la sensación que te dejan es inexplicable.
Venus se sentó en medio de la cama, se mecía de un lado a otro con los ojos cerrados, movía sus manos al ritmo de la música, estaba rodeada de humo del cigarrillo, formaba figuras con el. Se puso de pie en la cama, con las palmas de las manos hacia afuera, se seguía moviendo de un lado a otro.
Venus una vez me dijo el efecto que hacen sobre ella las plumas, me contó que se sentía estática, que era pura electricidad, que se elevaba y sentía en la piel los ritmos de la música.
Yo seguía observando, me senté en el sillón que estaba de frente a la cama y veía como Zaratustra estaba pensativo, miraba fijamente a Venus, estaba como hinoptizado, extendió sus manos hacia los pies de Venus que seguía de pie en la cama, no la toco, mas sin embargo Venus sintió su calor y abrió los ojos y lo miro -¿que?-dijo, -nada, te estoy viendo- respondió el otro.
Zaratustra tomo una pluma más y se acerco a mí.
-Toma, has una excepción, a nosotros nos ves casi nunca, a tu mamá la ves diario- Lo pensé, termine abriendo mi boca, la pluma pasaba por mi lengua, detrás de ella los dedos de Zaratustra que la empujaban. La sentí en mi garganta y luego en mi esófago, la trague.
No recuerdo mucho después de que la trague, todo se me hizo muy rápido, lo ultimo que recuerdo es el panorama del aquél cuarto, mi reflejo en el espejo que estaba al otro extremo del cuarto, Venus en la cama sentada jugando con las manos y Zaratustra pasando sus manos por la piel de Venus sin tocarla.
Cerré mis ojos y no desperté hasta que sentí la mano de Venus en mi hombro.
-Vamos, te llevamos a tomar tu autobús- .
Zaratustra iba manejando, a su lado Venus y yo en la parte trasera.
Me dejaron en la parada de autobús, ya eran las 11 de la noche y me senté a esperar uno que me dejaría en casa de mi madre.
Era una noche preciosa, llena de estrellas, la tranquilidad era ensordecedora.
Estaba muy tranquila,mis sentidos estaban agudizados y pensé que a Venus y Zaratustra no los volvere a ver si no hasta el otoño, en el ritual de Mabon.

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