Las elecciones que tomamos, o mejor dicho, nuestros pensamientos, o todavía mejor, la manera como tomamos las cosas, como dice aquel adagio latino: “no son las cosas la que nos afectan sino la forma como las tomamos”, construyen nuestro proceso particular de significación, nuestra vida, la manera de nuestra experiencia reflexiva. Lo antes mencionado enuncia de algún modo, la concepción de la actividad artística en la vida de los seres humanos. Podemos hacer cosas por el simple hecho de hacerlas, pero, cuando las acciones se encuentran cargadas de una intencionalidad previamente reflexionada, predeterminada, se construyen nuevas posibilidades del actuar humano. El arte es creación, convenio, interacción y en tal vía comunicación, una que se da entre los hombres, si es que acaso hay otra. Y con ello la sensibilidad, entendida como apreciación de las cosas del mundo, desde ese particular enfoque es requisito para el arte, pero lo es más el trabajo asiduo, la decisión de, la realización del mismo, en resumen, el arte, su labor, se trata entonces, sino falla el natural entendimiento, de un modo de vida, tomar las posibilidades del mundo y llevarlas a planos concretos. Con lo expuesto anteriormente se sigue como la película Iliumitana muestra un estilo de vida de gente de teatro, que respira, que come y que es para y por el arte, por el teatro… Con ello la exposición del drama de sus personajes es diverso, pero más allá de adentrase a realizar un bosquejo especifico de la película quizá su importancia desde un punto de vista personalísimo; es tomar la idea del teatro planteado en la misma, como una forma de hacer, de concebir, como una poética, como una filosofía de vida.
¿Qué es el arte en esencia? … Más que intentar dar una resolución definitiva a tal cuestión, que de suyo es imposible, en éste breve cometario, el hecho de formular la pregunta es ya lo rico, y relevante dentro del quehacer reflexivo. Todo lo que uno realiza, se gesta desde un direccionamiento y eso en referencia a realizar como algo pensado, un producto elaborado, llámesele en el caso especifico del teatro: desde una análisis, un ejercicio de interpretación, hasta en los planos de la esfera profesional, un proyecto de escenificación. De todo eso se sigue, que al apreciar la cinta Iliumitana, se contempla de algún modo lo dicho con antelación en la vida de los personajes del film: la actriz diva, el dramaturgo romántico, el crítico mordaz, la dueña del teatro de socialité, el productor mercantil, utilitarista y poco entendido sobre el arte que negocia, son, pues, excelentes ejemplos de que ciertas nociones permean en la sociedad por periodos de tiempo, es decir, el arte, es una forma de vida, que rebasa lo social, pertenece en un primer plano a ello, pero, luego se eleva a lo ético, filosófico y espiritual, ese es en algún sentido su carácter excepcional. Hay algo muy, pero muy cierto, todos los seres humanos somos personajes, nos construimos conciente o inconscientemente formas de abordar la vida, de mostrarnos. La esencia del hombre es una, pero la contingencia, por su naturaleza, en conjunto con la intencionalidad brinda la pluralidad de la expresión humana. Queda, pues, que ver la maravilla, la magia de la extra-cotidianidad que brinda y ocasiona la película Iliumitana, da un respiro eficaz a nuestro ambiente ávido de creación e imaginación constantemente, es un ejemplo de un cierto tipo de actitud hacia el teatro en un momento histórico determinado, pero en esencia muestra como la actividad artística es un compromiso personal, y no sólo actividad laboral, o recreativa, un mero pasatiempo, sino una verdadera filosofía de vida.
Roberto Fernando Tarratz Rodríguez
¿Qué es el arte en esencia? … Más que intentar dar una resolución definitiva a tal cuestión, que de suyo es imposible, en éste breve cometario, el hecho de formular la pregunta es ya lo rico, y relevante dentro del quehacer reflexivo. Todo lo que uno realiza, se gesta desde un direccionamiento y eso en referencia a realizar como algo pensado, un producto elaborado, llámesele en el caso especifico del teatro: desde una análisis, un ejercicio de interpretación, hasta en los planos de la esfera profesional, un proyecto de escenificación. De todo eso se sigue, que al apreciar la cinta Iliumitana, se contempla de algún modo lo dicho con antelación en la vida de los personajes del film: la actriz diva, el dramaturgo romántico, el crítico mordaz, la dueña del teatro de socialité, el productor mercantil, utilitarista y poco entendido sobre el arte que negocia, son, pues, excelentes ejemplos de que ciertas nociones permean en la sociedad por periodos de tiempo, es decir, el arte, es una forma de vida, que rebasa lo social, pertenece en un primer plano a ello, pero, luego se eleva a lo ético, filosófico y espiritual, ese es en algún sentido su carácter excepcional. Hay algo muy, pero muy cierto, todos los seres humanos somos personajes, nos construimos conciente o inconscientemente formas de abordar la vida, de mostrarnos. La esencia del hombre es una, pero la contingencia, por su naturaleza, en conjunto con la intencionalidad brinda la pluralidad de la expresión humana. Queda, pues, que ver la maravilla, la magia de la extra-cotidianidad que brinda y ocasiona la película Iliumitana, da un respiro eficaz a nuestro ambiente ávido de creación e imaginación constantemente, es un ejemplo de un cierto tipo de actitud hacia el teatro en un momento histórico determinado, pero en esencia muestra como la actividad artística es un compromiso personal, y no sólo actividad laboral, o recreativa, un mero pasatiempo, sino una verdadera filosofía de vida.
Roberto Fernando Tarratz Rodríguez
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