“EL CARÁCTER, Y LA VOZ DE LA JUVENTUD”
“El fomento del pensamiento reflexivo, su aplicación en acciones virtuosas, una actitud humanista para orientar las ciencias y más filosofía para dirigir la vida, eso es entonces: esencialmente de lo que hablamos”.
INTRODUCCIÓN.
· "El libro es fuerza, es valor, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor". Las palabras de Rubén Darío, artífice del modernismo y con ello, también participe de la construcción de la identidad Latinoamérica a nivel cultural, al igual que José Martí, dos precursores del sonido proveniente del romanticismo alemán, sirve esencialmente para comprendernos hoy en día como sociedad, pues así desde lo general entendemos lo particular, desde una óptica de fomento en el campo axiológico del ser humano, desde los valores tano a nivel teórico como en un aspecto práctico, entendemos el lógico orden de las cosas, o sea, que todo nace de desde el estudio y la reflexión asidua. Se trata, pues, del conocimiento, sí, pero más allá de ello: del pensamiento reflexivo, de fomentar su aplicación, una actitud humanista para orientar las ciencias y más filosofía para dirigir la vida es entonces esencialmente de lo que hablamos. Del estudio de uno mismo; de verse a uno mismo, para así mirar al otro como un elemto imprescindible dentro de las dinámicas de que nos presenta la vida, se habla entonces de cooperación y no de competencias.
· ¿De qué forma, nos veríamos a nosotros mismos como mexicanos, sin comprendernos primero siendo integrantes de una identidad que comparte, para empezar; una misma lengua? Pero con más con exactitud seria comparar, a ciencia cierta, la naturaleza de lo que implica, asumirse como ciudadano libre y con la capacidad de aportar como actor social, desde la palabra hasta los actos cargados, la más precisa y eficaz virtud o por lo menos buscándola, desde el estudio asiduo, la práctica y técnica constante, de lo que verdaderamente significa ser un ciudadano con carácter de actor social, en busca del fomento a la identidad desde la investigación en un plano netamente cultural, es decir, el fomento por los valores más esenciales del ser humano. Así, el carácter, y la voz de la juventud, deben de nacer, atendiendo al sano juicio, desde el estudio constante de uno mismo, desde el fuego interior que motiva el empleo de las herramientas más esenciales en los seres humanos: la contemplación, la reflexión, el discernimiento, los elementos más esenciales de la filosofía. Y desde tal premisa, emprender vuelo hacia las distancias más precisas, es decir, encaminarnos conscientemente desde: la voluntad, hacia el real y verdadero desarrollo del asombro potencial del saber humano. Es preciso entonces, centrar, pues, la atención, en la educación continua, en el mejoramiento de las facultades propias del hombre. Tales puntos, atraen, de antemano la atención de la juventud en nuestros días, la observación, comprueba ese dato, y es que, esa no sólo es una idea, sino un hecho, y más todavía una posible realidad en perfeccionamiento: la de un mañana donde se encuentre manifiesto, un lugar anhelado, es decir, un sitio donde se viva en armonía, desde la sonoridad más esencial de la voz, humana: es el canto del espíritu, la visión universal por el desarrollo de las ciencias humanas, de todo lo que comprende la esfera de la virtudes y el carácter humano, ciudadano, como participe de una sociedad armoniosa.
DESARROLLO.
1. El Ethos es un término de origen griego que en su acepción aristotélica significa carácter. Así, tal noción de una construcción del alma humana, del cultivo del hombre, desde la adquisición de una segunda naturaleza guiada por un conjunto de tendencias y respuestas ante las circunstancias del mundo se traduce en un proceder expresamente ético. El Ethos se expresa tanto en el arte como en la vida misma. Y es que la ilustración como movimiento cultural generó una revolución en todos los ámbitos sociales del continente europeo. La citada idea de Kant acerca de que: “la ilustración es el paso a la edad adulta en la historia de la humanidad”, representa un anhelo, y una idea de proceso, la historia de una narrativa que pretendía templar de una forma específica el alma, modelar la vida human
2. Así, la influencia del romanticismo y sus postulados permearon en los pensadores más renombrados del nuevo continente generando después movimientos propios, como el modernismo, que en sí mismo es un movimiento cultural propiamente latinoamericano, encontrando en Rubén Darío y José Martí a sus más destacados partícipes. Precisamente en la obra literaria de estos últimos se ven los ecos del romanticismo como notables contenidos axiológicos que encuadran, la postura y visiones propias del quehacer artístico, ideales y necesidades de los países latinoamericanos. El romanticismo en Latinoamérica se comprende más a profundidad desde la perspectiva del desarrollo del pensamiento en el continente. La creación de una postura filosófica en América latina colmó de disputas, acerca de la distinción entre lo propio del pensamiento europeo y el americano, el latinoamericano. La búsqueda de la identidad es tópico común y esencial en los pensadores del también llamado nuevo continente, que en el caso especifico de José Martí, se representan tanto en su obra literaria como en su vida. El sentir de una época en una región determinada, y las huellas de un movimiento cultural todavía en configuración, a saber, la filosofía latinoamericana, el carácter ideal y propio del latinoamericano. Un deber, pero primordialmente más allá de todo romanticismo, la idea de unidad entre los hombres.
3. Bien lo acotó, Martí, “patria es humanidad” y desde esa premisa se mueve el drama de la vida desde el entender particular del también llamado “apóstol” cubano. Pues, se da de tal forma una contracción de saberes, donde que se conjugan las funciones, las proyecciones necesarias de la internacionalización de la idea de patria, o mejor dicho, la visión, las características netas de un pensamiento universal. Así, en su texto dramático Abdala Martí aborda la figura del caudillo, del héroe que esta dispuesto a dar su vida por la patria. Martí escribió ese texto en sus años de juventud, y curiosamente desde temprana edad, el cubano refleja en tal escrito rasgos de su propio carácter, un heroísmo divinizado, una impulso cuasi natural de elevar el espíritu de su pueblo, de la patria, de la humanidad. Como expresa el propio Martí, en un fragmento de su poema dramático Abdala. Los anteriores, son escritos que recorrieron varias áreas, pero que estaban caracterizados por un eje rector: el de nutrir a los hijos de América para el mañana, no para cualquier mañana, sino para un futuro de conciencia continental dirigido hacia la igualdad del hombre y el ejercicio sano y pleno de su libertad innata y de sus derechos igualmente naturales. El interés por liberar a su país sino por trabajar para la formación de hombres que contribuyeran en cierta medida en gestar una nueva conciencia y actuar dentro de América latina. Dado el carácter de su obra, en la actualidad se considera a Martí como el impulsor de un nuevo filosofar latinoamericano, el precursor de un cierto reflexionar contemporáneo, y como el iniciador del modernismo.
4. El propio Rubén Darío, figura prominente del mencionado movimiento, alabó la obra del escritor cubano y a la vez le reprochó el que no hubiese dedicado más tiempo a escribir, a extender su obra poética. De esta forma el propio modernismo navega por las vías que emprendió Martí, a rastrear lo propio en el latinoamericano, aquello que nos diferenciaba del europeo y de los anglosajones de América. El pensamiento del prócer cubano en este aspecto es un reflexionar por las cosas que son parte de la vida concreta de los hombres del continente, de los hombres de Latinoamérica, las que rodean su vida y las que configuran su caracterología.
5. Actitud hacia la vida, un constante buscador de conocimiento, de saber, de luz que alumbrara los caminos de los hombres cegados por la ignorancia consciente e inconciente, voluntaria e involuntaria. En la actualidad la ideas de Martí resultan primordiales para comprendernos como seres dotados de la capacidad de realizar grandes empresas, acciones que exalten al hombre y también para estrechar lazos a nivel universal, de concordia, para entendernos como hermanos dentro de la vida, en el cosmos, para generar desde cada uno de nosotros un firme sentimiento de unidad a nivel universal. Es entonces ese ethos dorado de la juventud. Acciones virtuosas desde una juventud constantemente reflexiva en el México actual. La interacción que se da en los jóvenes quienes como actores sociales y culturales, generamos formas nuevas y sendas para: promover, descubrir, re-valorar o proyectar, los bienes culturales, tanto inmateriales como materiales que configuran nuestra identidad a nivel humano, nacional e internacional y las instancias que favorecen e invitan a desplegar tales acciones de una forma óptima y eficaz
6. La razón, bien encauzada, llega a vislumbrar momentos de concordia entres los ser vivos del planeta. Con tal planteamiento, tomamos ahora lo más cercano, y con la noción de la libertad creativa, que nos es innata, podemos pues, los jóvenes diseñar y proyectar un futuro próximo, donde la cultura este verdaderamente presente en la acciones de cada uno de los que confórmanos la sociedad, es decir, desde lo valores encarnados, manifestados. Pues si la totelancia existe en tanto que hay individuos que toleran, así, mientras representemos en la realidad los valores, así, pues la cultura, y la identidad de la región, que es lo que nos resulta más próximo, de igual modo se construirá un entorno con un contenido axiológico real, verdadero. Es, por tanto, ese conjunto de esfuerzos y de realidades, lo que muestra como desde nosotros mismos damos vida en la realidad sensible, la conjunción de la voluntad y el don de ánimo, que construyen con ello una nueva visión, desde la actividades y el actuar cotidiano y el de esfuerzo mayor, a un sitio armónico de convivencia social. Y es que, de eso hablamos esencialmente: de la identidad latinoamericana, y nacional, desde la óptica, desde una sincera actitud filosófica, desde el estudio del alma humana misma.
7. Como jóvenes, e integrantes de una sociedad, nos corresponde de forma natural, opinar, reflexionar constantemente, pero de forma elemental, atañe, pues, a la razón el conocimiento justo de la cosas por sus causas, o sea: precisar, enfocar, acordar las ideas, que desde la incesante fuerza motora de la reflexión profunda se manifiestan en la realidad, con acción a favor de la cultura, de los valores, desde lo que no se percibe con los sentidos de forma mediata, hasta aquellos datos que nos producen deleite, en lo sensible. Si hablamos de de lo social y cultural, es mejor pensar desde lo que nos llega de primera fuente. Así, que ya con el dato de la experiencia, nos adentramos a una investigación y un ejercicio donde la razón es elemento imprescindible, para el desarrollo del cualquier temática.
8. Una tarde, contemplación de la naturaleza, y con tal ejercicio imaginativo, la sensación intima del goce elemental de la cosas del mundo, la reflexión, la meditación, las cosas del espíritu, esencias y la necesaria motivación de la proyección, y la construcciones de un panorama donde brille la luz del conocimiento, un lugar, en efecto, donde la voz presta y sonora de nosotros, los jóvenes retumbe, con los ecos provenientes desde la acciones, virtuosas y delineadas con los matices del estudio constante, con la fuerza que proviene de la investigación de una real y verdadera actitud de compromiso y un impulso propositivo ante la vida. Esa es la escena, que expresa, un tono sincero, donde la cultura, entendida como construcción de identidad individual y general guíen, los pasos, de nuestro quehacer en el mundo. Resulta, pues, necesario, actuar ante la vida, es decir, realizar acciones que, de antemano nos conduzcan por el camino del desarrollo a nivel humano, en múltiples aspectos, y desde tal óptica llevar al alma templada, con el saber de los valores vivencial izados, hacia actividades que nos armonicen como individuos integrantes de una sociedad. Desde tal punto, se da entendida como nos es inevitable la unión con las cosas de orden publico, ¿pues que seria del hombre viviendo en soledad? Una pregunta que queda al aire…Pues bien, que el saber filosófico, que la ciencia, nos de la respuesta. Mientras tanto, la reflexión profunda debe centrase pues, en cosas cercanas….Hay que templar el espíritu, elemental virtud. Acción del valor. Proceso del desarrollo individual. Definir lo cultural en el país desde las actividades juveniles. Una cultura de la democracia. Valores desde una cultura cívica, ética de la armonía, la convivencia y la concordia. De tal modo, que una realidad, es la importancia que tiene el hecho, de la participación de nosotros los jóvenes, en los eventos de carácter cultural, que promuevan, difundan, pero esencialmente que estén enfocados a motivar, a estimular la generación de una juventud que investigue. Ahora se proyecta mediante un ejercicio reflexivo y discursivo, una invitación para pensar sobre la creación de un mapa de acciones concreto, realista, sobre determinadas vías por las cuales conducir a México, a través de una comunicación prístina hacia nuevos caminos dentro del proceder cultural nacional, en cooperación. Obviamente, el cambio empieza desde nosotros mismos. Así lo ha sido, es y será, pues, seguimos el camino de la naturaleza de las cosas.
9. De tal forma que la trasformación, nace desde la interiorización, desde un proceso elemental, el cual, se gesta a partir del trabajo continuo, arduo, de auto-conocimiento y solidaridad, desde la manifestación de valores básicos para la convivencia humana, desde el establecimiento de una convivencia sana en lugares de sano esparcimiento y constante fluir. De esa manera se siguen los lugares óptimos para la educación, y la creación de una nueva cultura del discernimiento. Los anteriores son elementos de suma importancia para la nueva generación de actores sociales, culturales, y políticos del país. Lo que se requiere es entonces el fomento en una cultura de la transformación que parta desde la educación de valores básicos y esenciales, a saber: la paz, la cooperación, la responsabilidad, el respeto, la libertad, la tolerancia, el amor y la honestidad. Partimos, pues, de la premisa de que sólo desde una base estable se pueden generar cambios reales, sólidos, lúcidos, viables en tiempo y espacio, en mejora constante, real y transcendente. Plantear los senderos que debe tomar un país es complejo, y si comprendemos ese fenómeno a primera instancia, resulta una aventura tal, que parece un tema tan extenso e imposible de resolver en unos cuantos apartados. Por esa razón hay que tratar de localizar los puntos clave que conduzcan a las esencias de la problemática que se ha tomado a consideración: la que se encamina en tratar de resolver el sentido de México como un país que pretende proyectarse en el mundo mediante un desarrollo mayor al que ha tenido hasta la fecha; un proceso de mejoramiento que engloba distintos sectores dentro de su estructura económica, social y esencialmente humana, pues desde los hombres se construyen la sociedades. El proceso de cambio depende tanto de la idealidad como de la realidad, de los hechos y de las vías a seguir. Hay entonces que trazar las metas, ya que los procesos de cambio a conciencia se generan con mayor precisión y durabilidad, permanencia. La identidad juega un papel fundamental en la transformación de México, la individual y colectiva, y ante todo el cambio de actitud y visión que los propios habitantes del país tienen de su día a día. Así, la significación del pasado, la concientización del presente y las metas a conseguir deben conjugarse para más que generar comparaciones con otros países, buscar la manera por la cual, mediante la transformación, llevar a un plano trascendente lo propio, o sea, que de manera natural se puedan producir procesos, ya que se buscan cambios graduales y estables, en coexistencia pacífica con cada una de las partes que comprende tal proceso.
10. Es entonces un cambio genuino en el sector productivo, activo, de la sociedad, desde la comunidad toda. Lo que se requiere es entonces el fomento en una cultura de transformación que parta desde la educación de valores básicos y esenciales: la paz, la cooperación, la responsabilidad, el respeto, la libertad, la tolerancia, el amor y la honestidad. Partimos de la premisa de que sólo desde una base estable se pueden generar cambios reales, sólidos, lúcidos, viables en tiempo y espacio, en mejora constante, real. Se pueden predecir mediante leyes las tendencias, y los comportamientos de orden social e individual, esa es una forma de encauzar el movimiento del país, pero el fomento hacia el contentamiento y desarrollo individual, es la base de la transformación social. Una entidad cultural, es la suma de voluntades proyectadas en expresiones conjuntas. Se requiere que cada sujeto social traslade a su conciencia, lleve a la vivencia y proyecte una escala rica en valores y que por ende ostente un claro auto-conocimiento, para así crear una cultura de la cooperación y solidaridad en pos de un desarrollo que busque impulsar al país como una entidad cultural que desde su esencia se mire en el mundo contemporáneo como plena, sana, vital, productiva, funcional y siempre en desarrollo continuo. Por esa razón lo importante bajo ese aspecto es la dedicación de una educación conciente desde temprana edad, un fomento a los valores, al cultivo de estos, y de la atención por el desarrollo y de antemano captación de esa esfera axiológica de configuración humana, pero primordialmente de su concientización, y particularmente desde la juventud. Con esas bases llevar a nuestro México, desde lo que le es propio hacia la trascendencia.
CONCLUSIÓN.
· Valores que se toman, por su esencialidad en lo práctico: porque en tanto que los valores son objetivos, adquieren manifestación en la vivencia, concientización y captación, desde estos valores básicos, concientizados desde la juventud se puede proyectar una formación sólida en el plano axiológico: pues la tolerancia, por ejemplo, está en tanto que hay individuos que toleran, que la hacen presente. Se toman por su esencialidad en lo práctico: porque en tanto que los valores son objetivos, adquieren manifestación en la vivencia, concientización y captación, desde estos valores básicos, concientizados desde la juventud se puede proyectar una formación sólida en el plano axiológico: pues la tolerancia, por ejemplo, está en tanto que hay individuos que toleran, que la hacen presente. El pleno desarrollo de una región determinada se genera, sino falla el sano juicio, del estudio y la conservación de una cultura como patrimonio, como base referencial, y de esa vía partir hacia el desarrollo, desde, el fomento de una escala de valores en cada individuo de la sociedad, desde cada uno de los mexicanos. México es un país con un cúmulo de potencialidades esperando a ser actualizadas. El cambio propuesto se encuentra en el cultivo y proyección de un estudio profundo en cuanto a los valores que generan modificaciones reales en los hombres y trasformaciones palpables y de progreso en la sociedad, pues si hay conciencia y desarrollo hay por razón natural, progreso. El cambio debe darse en conjunto, con respeto, solidaridad, y trabajo continuo, pero desde la reflexión concienzuda, desde la voluntad y la constancia, de “poco a poco se hace mucho”. Y así construir un equipo de cooperación y estudio, un dinamismo cultural y económico de flujo y retroalimentación que fomente el estudio tanto conceptual y experiencial de los valores.
El amor, madre, a la patria
No es el amor ridículo a la tierra,
Ni a la yerba que pisan nuestras plantas;
Es el odio invencible a quien la oprime,
Es el rencor eterno a quien la ataca;—
Y tal amor despierta en nuestro pecho
El mundo de recuerdos que nos llama
A la vida otra vez, cuando la sangre
Herida brota con angustia el alma;—
La imagen del amor que nos consuela
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