Κυριακή 27 Ιουνίου 2010

REFLEXIÓN ACERCA DEL ESTUDIO TEATRAL Y SUS EFECTOS EN EL INDIVIDUO



REFLEXIÓN ACERCA DEL ESTUDIO TEATRAL Y SUS EFECTOS EN EL INDIVIDUO


El mundo es un escenario, y todos los hombres
y mujeres son meros actores”

Shakespeare, William



La vida del ser humano se puede comprender con seguridad en ciclos, y es que todo cuanto sorprende al entendimiento se muestra de forma cíclica. El tiempo mismo, como han detallado con acierto las culturas maestras de antaño es un conjunto de ciclos, es arte temporal, es un flujo de instantes interrelacionados que se conjuntan y se asimilan desde la conciencia. Así, se puede ver que cada cosa que hagamos está circunscrita de forma natural a pequeños objetivos concientes o inconcientes, lo que deriva en un gran objetivo, el cual, forma parte de ese algo más. Así, hasta llegar a una cosmovisión, o a una significación de la vida misma. Al cerrar un pequeño ciclo, se cual sea su naturaleza, se observa, el comienzo de otro camino que exige nuevas formas de entendimiento, y un carácter endeble, como la rama en un punto medio, que ni esta tan dura, ni tan suave, se necesita una voluntad flexible empapada de sentido común. Queda dicho de esta forma, que lo más exacto en cuanto a nuestra disposición natural es la parte propicia al cambio, a conciencia, dispuesto a desarrollar facultades propias del hombre, pues el hombre es un cúmulo de potencialidades. “Sólo se que nada se”, desde esa sentencia partir hacia el conocimiento. La vida es un movimiento natural donde la dualidad nacimiento- muerte se da de forma irrevocable, y esto se muestra en todo, evidentemente también en el arte. Renacer en todo, sobre cualquier aspecto, más en la conciencia, continuamente, un aquí y ahora.

La antigua sabiduría egipcia recalcaba sin titubeos que todo es mental. Poco importa el factor exterior, lo importante es la visualización. Si, la vida se ve desde una significación personal y es que "no son las cosas las que nos afectan sino el sentido que les damos" dice con acierto un adagio popular. La reflexión sobre el arte, es muy personal, porque desde allí parten los supuestos y los axiomas, que definen el carácter de la estética y las convenciones, los consensos, es una suma de individualidades. El teatro es manifestación de la idea, es realización y complementariedad, además de tener una fuerte carga totalizante. El teatro es una muerte que nos lleva a un renacer. Ligado a ello, con ese renacer totalizante aparece la reflexión. De tal manera que la filosofía es en esencia una actitud hacia la vida y algo natural en el hombre. Parece que las profesiones son elecciones que van acorde a capacidades y aptitudes. Lo cierto es que el hombre es un mar de potencialidades esperando ser puestas en práctica, eso es una de las cosas que más apasiona del desarrollo teatral a nivel individual. El hombre ciertamente es creador, un ser que da. Aunado a esto el arte es práctica expresa de esa idea. El teatro por su sentido multidisciplinarlo es muy interesante y pedagógico, lúdico, curativo, humaniza y funge igualmente como un vehiculo maravilloso para la trasmisión de ideas, para la comprensión del mundo, y para mostrar significados, sistemas de simbolización y formas culturales, que van desde lo primario hasta llegar a elevar al hombre a un entendimiento tal de sí mismo, que éste, modifique su vida o bien que trasforme su carácter y se encuentre también mediante éste ejercicio trascendental a sí mismo, como un ser de posibilidad, volitivo y preparado para vivir con una conciencia ligada a la acción, al actuar conciente.

Por ello, el estudio del teatro lleva a experimentar varias cosas, desde lo conceptual hasta lo meramente vivencial, pasar de un enriquecimiento cultural, hasta una sensibilización y una modificación de un andar por el mundo. “De poco a poco se hace mucho” decía Cicerón. Sólo el hombre desde su conciencia puede comprender su mundo y su sentido en él. Ahora bien, lo que enriquece en demasía es esa relación con el otro, con el ser humando que brinda la otredad, aquella categoría que se da expresamente en el teatro, esta sociabilización a nivel bien humano y sincera, es un hecho social neto. Las formas de representación que son naturales en el hombre. El teatro puede ser entendido a ciencia cierta como un acto ritual, como algo sacro, un encuentro cósmico, un modo de mover la energía y crear un momento, un instante de magia como bien dicen los autores reconocidos en esta área, parafraseando varias ideas: hacer visible lo invisible en un momento presente y en un espacio vacío, desde toda nuestra concentración y con un movimiento orgánico desde el interior, hasta la expresión del cuerpo, con todas las dinámicas que se presentan en cada cultura, un equilibrio natural , una lucha de dualidades, un punto estático, un impacto de golpe, una respuesta, y una generación de estímulo respectivamente, todo esto y además un sentir interno, una remembranza, haciéndola real y representando un hecho determinado. Así el teatro es muerte y vida, pero ante todo es una necesidad humana, es un goce, un compromiso, una complementariedad y una forma de vida.

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